Manufacturas Bernar la funda Bernardo Suárez Fombona en el año 1946 en Gijón, con el objetivo de fabricar de balanzas de cocina, cortadoras de fiambre, churreras y similares. A partir de 1976, se constituye como sociedad anónima, pasando a denominarse Sociedad Anónima Bernar.
Resulta que mi madre, tiene una balanza de cocina de color rojo, desde hace más de 35 años. Y si el teléfono Heraldo de CITESA, o la vajilla Lys de Duralex, dejó de usarlas, y acabaron en mis manos, que continué dándoles uso, esa pequeña balanza, sigue todavía dándole servicio.
De pequeño, me llamaba la atención su llamativo color rojo, que hacía que siempre me fijara en ella. Tiempo después, me atrajo su duración. Cosas que se hacían bien, para durar. Recientemente, me llamó la atención su fabricado en España.
Pensé en su marca Bernar, imaginando una muerte más en el sector de la manufactura. Me alegró ver que se habían renovado, que seguían en activo, pero que todavía vendían muchos de los productos que le dieron origen, incluyendo la balanza de cocina de mi madre, que es el modelo Omega 2000.
La Bernar Omega, está disponible en diferentes colores, y con diferentes pesos, 0,5Kg, 1Kg y 5Kg. La de mi madre, y la que siempre vi, era de 1 Kg, así que viendo que apenas costaban 14€, decidí hacerme con una. Están disponibles en color blanco o negro, la mía la cogí en blanco. En este reseña, no solamente podréis ver las cualidades de esta balanza, sino además, ver cómo envejece a lo largo del tiempo.
Se presenta en una sencilla caja de cartón, en un agradable color azul. En 6 idiomas, nos describen el producto, y nos dan algunas características clave. En su interior, nos encontramos la balanza en sí, así como una tarjeta de garantía, que nos puede sellar el establecimiento donde la hayamos adquirido. En principio, ya no es necesaria esa tarjeta de garantía, ya que con el ticket de compra o la factura, tendríamos suficiente. Probablemente por eso, hace mucho tiempo que no las ves en compras de este estilo. Pero es un buen detalle, que demuestra que la firma, cuida el producto y a sus clientes. La filosofía de antaño, que es motivante comprobar que algunos, como Bernar, mantienen intacta.
Como no podía ser de otra manera, luce orgullosamente el sello de Made in Spain. Pues nos deja claro, que lo que exportan, es calidad española. Me llama la atención la denominación que nos muestra, S.L. Bernar, en vez de S.A. Bernar, debida tal vez a un cambio de constitución de la compañía.
Lo que se echa de menos, es un papelito con las instrucciones básicas de la balanza, y sus especificaciones. Siendo sincero, no tiene mucho misterio, pero estoy seguro que muchos jóvenes, desconocen que debe calibrarse con la ruedecita que hay en la parte superior, y asegurarnos que marque el cero. Es una operación que sólo deberemos realizar los primeros días, pues rápidamente, se estabilizará, y no tendremos que tocarlo.
Aunque en la web indican que su referencia es la 0-3551 o 0-3554, en realidad es la 0/3550. Nos encontramos ante una balanza de cocina analógica y de funcionamiento mecánico, que no aparenta tener nada de especial. El plástico con el que está construido el exterior, incluida la tapa transparente frontal, es de buena calidad, pero no tanto por su apariencia, sino por la magnífica durabilidad que ha demostrado.
Esta versión acepta pesajes de hasta 1.000g (1 Kg), con incrementos de 5g, por la sencilla razón que son las divisiones en las que está marcada la esfera. Es cómoda, porque la podemos guardar dentro de la propia cazoleta y así ocupa menos espacio, y por su peso, de menos de 250g. Las mediciones son precisas, al menos, en cuanto a las tolerancias que utilizamos en la cocina, que salvo que nos dediquemos a la producción de droga, serán suficientes. Que no necesite pilas, ni baterías para funcionar, es una ventaja. Basta sacarla del armario, para utilizarla en el justo momento que la necesitemos, sin preocuparnos si hemos estado meses sin acordarnos de ella.
Vista desde atrás, apreciamos el tornillo de regulación, que es también de plástico, pero no representa ningún problema, pues es muy suave.
En detalle, lo que vemos es la denominación de la empresa, grabada en el molde de plástico S.A. Bernar, su CIF, y de nuevo el Made in Spain. Desconozco si todos los productos en el catálogo de Bernar están fabricados aquí, y siento deciros, que tampoco han estado demasiado receptivos por email para colaborar conmigo aclarándomelo. En realidad, en absoluto colaborativos, pues directamente me han ignorado. Una lástima, que empaña algo que podía haber sido perfecto.
Según dicen en Bernar han optado por aprovechar su excedente de capacidad, fabricando para otras marcas, y exportando a otros países, donde todo parece que les marcha muy bien. La conclusión a la que he llegado, es que aquellos productos que en su catálogo, están marcados como Garantía de fabricación BERNAR, son producidos por ellos mismos en sus instalaciones, o sea que son completamente Made in Spain. Por contra, los que se denotan como Cumple la normativa RoHS, deben ser aquellos que son importados y remarcados por ellos, en vez de manufactura propia.
Lo más sorprendente, es cuando veáis a continuación a su predecesora, comprada aproximadamente en 1982.
Pese a su uso continuado, y llevar dando servicio todo ese tiempo, apenas ha envejecido. El color rojo sigue siendo tan bonito como el de los modelos modernos. La precisión es constante, no ha empeorado en absoluto, lo que nuevamente me da confianza mucha confianza en este producto. Vamos a comparar lado a lado las dos, recordad que la roja en la izquierda es la vieja, y la blanca en la derecha, es el nuevo modelo.
Vemos que hasta el logotipo de Bernar se mantiene en ambos modelos. Parecen idénticas, y salvo algunos detalles puramente estéticos lo son. Si nos fijamos en la esfera, vemos que se ha hecho políglota. Si la versión antigua, nos decía en español e inglés que no era apta para transacciones comerciales o usos médicos, en la nueva se nos dice también en italiano y francés. Tanto texto, ha hecho que el círculo graduado, pierda unos milímetros de altura, o sea que le quita un poco de usabilidad, y pierde bastante en estética, al estar ahora ligeramente descentrada.
El logotipo de la empresa, se ha movido. En la nueva, está casi centrado en el eje, lo que impide ver la marca al completo cuando la balanza está en su posición normal de 0. Por contra, en el modelo viejo, siempre estaba visible. Nos daba mayor reconocimiento de marca. Personalmente, la sonrisa debajo de Bernar, que compone este logotipo, me parece alegre, así que es agradable tenerlo ahí. La versión antigua, nos daba también las especificaciones de medida 1Kg x 5g, que quizás en los 70 y 80, es algo que quedaba bien, y que sonaba a técnico. Pero viendo la escala graduada, en seguida vemos que es un dato innecesario.
La Bernar Omega, es un producto que ha demostrado poder competir entre los mejores de su clase, sin que tenga un precio excesivo. Su diseño inalterado desde sus inicios, nos demuestra que está más que probado, y que poco podemos mejorar al respecto. Sí que me gustaría, que Bernar S.L., potenciara sus cualidades. Por ejemplo, hoy en día las cocinas son multicolor, que mejor que tener básculas de cocina Omega en todos los colores principales (azul, rojo, verde, amarillo, magenta, …), y así poderla combinar como mejor nos venga. Obviamente, es obligatorio que mejoren la atención al cliente, al menos desde la web, y no estaría mal rediseñar de nuevo el frontal y sus disclaimers, para que aprovechara el espacio tan bien como lo hacía la versión original.
La balanza Omega, es para mi un exponente de artículos duraderos, y que gracias a su calidad, han conseguido no sólo que S.A. Bernar siga existiendo como marca, sino que además, continúa cosechando éxito con esa misma balanza legendaria.
Por mi parte, voy a continuar disfrutando del encanto mecánico, y sustituir mi báscula de baño Laica, italiana, pero Made in China, por una de Bernar, que también está fabricada en España, y que ronda los 25€.
Si te apetece volver al pasado, tener en tu cocina una balanza que no necesite pilas, que siempre esté disponible, y que te dure muchos años, entonces lo tienes muy claro: ¡Bernar Omega 2000!
De gijón no puede salir nada bueno 😀 Que bah, es broma. Yo tenía una y la acabé tirando, es una pena porque en aquellos tiempos la consideraba innecesaria, y ya ves tú, ahora la valoraría de verdad. Lo de que incluya el «1Kg x 5g» lo veo magnífico, es un detalle genial que no se por qué razón no lo han mantenido en las nuevas y, de hecho, si me comprase una probablemente ese detalle sería el que me haría no adquirirla.
Tengo ganas de ver la review de la de baño, suena interesante.
Es curioso la cantidad de cosas que muchas veces tiramos, y luego nos arrepentimos de ello bianamaran. Incluso en mi caso ha llegado a ocurrir que de niño mi madre me tirara algo que había dejado de usar, y luego con los años volverlo a comprar usado pagando muchísimo más.
Es raro ver estos productos, por que la mayoría de las recetas de cocina ya vienen indicadas en cucharadas o tazas, no gramos. Me imagino que por eso fue que se empezaron a topar con un excedente de producción. (ademas, cada vez la gente cocina y hornea menos, y las amas de casa y chefs y reposteros profesionales, empiezan a manejar el tanteo por experiencia)
Debe ser que yo soy demasiado «científico» Kabe. Por ejemplo a la hora de hacer pasta, el paquete de 500g es demasiado, el de 250g es demasiado poco. Así que lo peso para que sean 350g o 400g. Claro que a ojo se puede hacer, pero es más complicado.
Por un lado, tienes razón en que las medidas de las recetas suelen venir ya en tazas, cucharadas, vasos, etcétera. Pero por otro lado, la cocina está en auge. No se si entonces se venderán más o menos que antes. Espero que más, la verdad. Me gustaría que les fuese todo muy bien.
La cocina es el laboratorio de química de la casa, y como tal, las recetas necesitan de cierta precisión. Es más, en repostería la precisión lo es todo. Hay ciertas tolerancias y muchas veces lo más importante son las proporciones entre los ingredientes, por eso no siempre una taza y una cuchara tienen la misma proporción y la receta sale mal.
En mi caso el arroz siempre lo hago pesando el grano y luego utilizo un 20% más de agua: 100gr de arroz y 120ml de agua, por ejemplo. Lo hago en cazuelas de AMC (tienes que hablar de ellas), cuya tapa cierra de manera casi hermética y apenas dejan salir vapor. Con 10 minutos de cocción a 80-90º vale, luego un reposo de 5 minutos y listo. Y si tienes prisa una cocción a presión (la «suave» o a baja presión) y en 5 minutos tienes el arroz.
Estás hecho un experto Fernando. De las cazuelas AMC, he oído hablar, y me gustan por el ahorro de tiempo y de energía que suponen. Pero me queda pendiente probarlas y ver cuanto de verdad ahí en ello. Por lo que tu dices, parece que todo.
De AMC puedo decir que mi madre tenía al menos un par de cazuelas AMC que aún hoy conserva, vamos que tendrán cerca de los 50 años… ya que fueron un regalo de bodas. Curiosamente mi suegra también tiene algunas, y también regalo de bodas.
Yo me compré hace unos años un juego y lo cierto es que habiéndome dejado un riñón y un ojo, te olvidas de comprar cazuelas para el resto de tu existencia.
Y del ahorro, hoy para hacerme unos tortelini:
Fuego (inducción) al 9 con la tapa, al llegar a los 80ºC lo he bajado al 1 y ahí ha estado los 10 minutos de cocción. Sin levantar una sola vez la tapa.
Las tapas de AMC modernas llevan un termómetro ideal para cocinar con el cronómetro en mano «a ciegas», casi como el vuelo instrumental en un avión…
Y no, no soy un cocinillas, pero cuando uno tiene un par de criaturas y la mujer también trabaja pues hay que hacer malabarismos y alguna ver toca liarla en la cocina. El arroz y la pasta son lo único a lo que le tengo pillado el tino, y gracias a que responden muy bien con las proporciones y tiempos de cocción.
Lo que más me gusta de tu comentario Fernando es lo de la durabilidad. No tenía constancia de que además durasen tanto. Algo que siempre me ha gustado.