Ayer por la noche estaba en mi cama leyendo Idoru de William Gibson, mientras en el equipo de música iba sonando el Café del Mar Volumen 4.
Llevo algo más de la mitad del libro, y lo que más me entusiasma es la forma de escribir de Gibson junto a las atmósferas y sociedad que describe. El argumento no es demasiado importante, y siendo sinceros, tampoco es nada extraordinario en esta entrega. En pocas palabras, la historia no llega al nivel de Neuromante, o Quemando Cromo, siendo comparable en calidad argumental a Conde Cero.
Respecto al CD de Café del Mar tan solo destacar que debía hacer más de dos años que no escuchaba ese volumen en concreto. Es cierto que tengo todas las ediciones, pero suelo escuchar uno o dos durante unos meses, y luego los voy cambiando, escucho otro tipo de música. Y al final pasa bastante tiempo hasta que vuelvo a esuchar alguno que ya había oído.
De repente empezó a sonar una canción que desde los primeros compases me recorrió todo el cuerpo por dentro. Miré el display de la cadena, era la pista 5: Return Journey de Voices of Kwahn A.D.. Solo puedo describirlo como 6 minutos de magia, de un sonido que llega a los más profundo de ti mismo, y que te hincha de aire nuevo.
Después de escucharla, me fue muy difícil seguir manteniendo la concentración en la lectura, así que decidí cerrar el libro, y tener algunos momentos de introspección en mi mismo antes de irme a dormir.
Esta mañana no he podido resistir la tentación, y he metido en mi Discman el CD. Al volver a escuchar la canción, sorprendentemente las sensaciones han sido exactamente las mismas que las de anoche, solamente algo atenuadas por la repetición, pero la misma esencia.
He podido disfrutar con algo tan sencillo como un libro y una canción, como hacía tiempo que no lo hacía. Si no fuera por estos pequeños momentos…