De niño odiaba los abrigos de piel, ya sabéis, esos de piel de zorro, visón, o nutria. Me parecía salvaje sacrificar animales, sólo por el capricho de la gente, la mayoría señoras. De hecho entre el de imitación que tenía mi madre, y el auténtico, me quedaba con el de imitación. Ella me decía que no abrigaba tanto, y que era más áspero, pero yo no lo entendía, me parecía sencillamente un lujo. Con el cuero de las cazadoras y de los zapatos, me pasaba exactamente lo mismo. Entre otras cosas, era más feliz con unas Paredes por esa razón. Me resultaba inexplicable, como en aquellos años 80, llenos de futuro y esperanza, aún no habíamos conseguido el sustituto perfecto para terminar con esa práctica.
Eso no quita, que desde siempre me encantasen las cazadorasa de cuero, esas cruzadas rockeras, las de motorista, o la de aire racing, pero la creencia me echaba para atrás. Luego me volví más tolerante, y pensé que si la piel provenía de animales que se comen, como conejos, cerdos, vacas, cabras u ovejas, la cosa no estaba tan mal. Ya que debían morir, al menos aprovechar la piel. Visto así, era una forma de aprovechar la vida del animal. Empezaron a gustarme los zapatos, y a apreciar ventajas en cuanto a transpirabilidad y flexibilidad de la piel natural. En realidad ese es uno de los causantes que haya vuelto a las Paredes Estrella y las J’Hayber Olimpo, que al estar fabricadas en piel de vacuno, el pie va más cómodo.
Las alternativas que había de piel sintética, polipiel, escay o skay, eran pésimas. No dejaba de ser un plástico rígido e incómodo, que a mi modo de ver, no valían la pena. Mientras que las de piel genuina, eran notablemente caras, y quedaban fuera de mi presupuesto por aquella época. Es decir, lo que mis padres estaban dispuestos a comprarme.
Sin embargo, como hace una década, me compré una cazadora de polipiel, de esas estilo piloto de la Primera Guerra Mundial. Mi percepción cambió, y la sensación fue casi idéntica a una de piel natural. Extrañamente no fueron muy populares en aquella época, y apenas veía gente con ese tipo de tejido. Pero desde hace tres o cuatro años, veo bastantes personas que visten ese tipo de prendas de piel de imitación. Por mi parte durante este tiempo, he adquirido algunas, y si os digo la verdad, las prefiero. Al tacto resultan convincentes, toleran el agua mucho mejor que las de cuero, y al fin y al cabo requieren menos cuidados. Para mi son más prácticas, y las puedes llevar en días de lluvia sin preocuparte. Quizás no sean tan duraderas, pero probablemente la causa sea la producción barata en China, más que el material en si. Tampoco noto que la transpiración sea un problema, o que sean susceptibles de rasgarse, algo común a muchos plásticos. Además, resultan mucho más baratas. Me llama la atención en estas prendas su olor. Un olor que parece cuero, en vez de plástico como sería de suponer. Imagino que debe ser un aroma artificial para mejorar la compra por impulso.
Me preguntaba cuál sería la razón de ese cambio. Es decir, el escay de antaño, era asqueroso. ¿Quién no recuerda aquellos sofás en verano, en los que al levantarte se te pegaba todo? Como me encantan estas «tonterías», me puse a investigar con las mías, pero también con las de los percheros de una conocida cadena (Hipercor como podréis apreciar). Lo que llegué a ver, es que todas ellas usaban un recubrimiento de poliuretano (b>PUR), con una capa inferior de viscosa. A veces, esa viscosa, se mezclaba con poliéster en mezclas variables, pero siempre minoritarias.
La viscosa fue creada en 1884, y aunque su proceso fue mejorándose con los años, llegando a producirse hilos con ella, entorno a 1920, ya estaba establecida y era muy popular, así que la viscosa no ha sido el motivo de la mejoría. Los poliésteres se conocen desde 1830, así que, tampoco han sido un factor relevante.
Finalmente tenemos el poliuretano, sintetizado por primera vez en 1937, y que tampoco podría ser el factor determinante. Pero si recordáis, ese mismo poliuretano es lo que se usa en las correas de resina, entre otros artículos. En aquel artículo, os explicaba que a su vez el poliuretano, es una mezcla de dos plásticos: el uretano y el polietileno. A nivel muy general, el primero, es muy estable y aislante, pero rígido; y el segundo, es suave y flexible, pero químicamente más inestable.
Por tanto, mi conclusión es que todo este avance, es decir, lo que imaginaba de niño que sería el futuro, se debe sobre todo, a una casi idónea para tal efecto mezcla de polietileno y uretano en el poliuretano que se usa. Eso es lo que le da el tacto y la apariencia. A nivel secundario, es posible que el concepto de viscosa recubierta de poliuretano, sea la que le aporte la consistencia general, y esa sensación de conjunto.
yo tambien prefiero por lo general las fibras artificiales o sinteticas. Y en zapateria, es cierto que la piel natural transmite otra cosa, pero hasta que logras adaptarla al pie, tela. No se, siempre he sido mucho de zapatillas deportivas. Creo que no las cambiaria por nada.
Si las deportivas son de tela, ningún problema bianamaran, serán tan saludables como la piel, y dependiendo del tipo de tela, más o menos duraderas. El problema son las deportivas con fibras plásticas. O sea, la mayoría de las que se ven por la calle, y que además son las más caras. Un uso diario continuado, puede acarrear problemas de transpiración, que al final se puede traducir en sequedad del pie, durezas, hongos, callos, … Tenemos que darnos cuenta que salimos con un calzado a las 7 de la mañana, y hasta las 8 de la tarde que nos lo quitamos, son 13 horas.
En una chaqueta, es diferente. La llevaremos 2 o 3 horas como mucho puesta. Al ser artificial, será mucho más impermeable, menos delicada, y más barata. Por no hablar de los animales que se puede evitar sacrificar, o al menos destinar a otros aspectos donde la piel natural aporte verdaderas ventajas sobre la sintética. Ya sea calzado, correas de reloj, y en definitiva todo aquello que llevemos en contacto con nosotros durante mucho tiempo seguido.