Después del cuenta pasos Zaria, estuve buscando una calculadora mecánica en buen estado. Desgraciadamente eran caras, incluso las de forma de regleta, o las reglas de cálculo.
Por menos de 1,5€, con el envío incluido, vi en eBay.es este contador de mano mecánico. Seguramente lo habréis visto en películas de hace un par de décadas, usado por la profesora dentro del autobús para contar que todos los alumnos han subido al vehículo, o por el sargento abusador, que registra la cantidad de flexiones que ha realizado el nuevo recluta.
En este caso, hablamos de un producto chino de bajo coste, pero con una calidad aparente que no es mala. Con el tiempo veremos si eso se transforma además en una gran duración o no.
Es un dispositivo sencillo, tiene 4 dígitos en rodillos, y cada vez que se aprieta el pulsador, el valor acumulado se incrementa en uno. Por lo tanto, es capaz de registrar hasta 9999. Esto nos permite contabilizar operaciones, sin tener que memorizar en dónde nos habíamos quedado. Es compacto para caber en la palma de la mano 4,5cm X 4,6cm X 3 cm, y al estar construido en plástico, pesa solamente 29g. Incluye una pinza de metal, para que podamos llevarlo en el cinturón. Sorprende que se indique que es capaz de hacerlo a una velocidad de hasta 300 números por segundo, porque por más rápido que pulsemos, no lograremos ir más allá de los 5 por segundo. El procedimiento de reseteo a cero, es un tanto curioso. Una rueda situada en el lateral derecho, permite que las ruedas vayan desplazándose hasta el cero.
La presentación superó mis expectativas, en vez de llegar directamente en un sobre, estaba metido en la caja original del fabricante.
Me resulta ciertamente un aparato divertido, sobre todo en el color amarillo que elegí, pero lo tienes también en negro, rojo, blanco, verde, azul, rosa y naranja.
Desconozco que utilidad real le voy a dar, probablemente ninguna, pero es de esas cosas que me gusta tener, y que por poco más de 1€, no conviene dejar pasar la oportunidad.
No pierdas la esperanza con las calculadoras mecánicas, seguro que cuando menos lo esperes surje una. Me encantaría una presentación tuya de una, estaría genial, pero están muy buscadas y mucho más aún caros. Hace años (¡muchísimos años!) que no veo ninguna en vivo.
«el sargento abusador», jajaja, muy gráfico 😀
A mí también me gustan mucho ese tipo de contadores, aunque al igual que tú estaría pensando qué utilidad darle, seguramente contaría los pasos en alguna ruta, o subiendo escaleras, cosas así… No deja de ser una actividad interesante, aunque una de las cosas que siempre he temido es que fueran fáciles de pulsar y, conociéndome, seguramente pulsaría dos veces en lugar de una.
el uso que mas le he visto a este tipo de contadores, era por parte de las azafatas, quienes al dar la bienvenida al avión a los pasajeros, tenían las manos ocultas, atrás, donde tenían el contador.
Hablando de calculadoras mecánicas, me acordé de las calculadoras físicas, de cartón, con ventanitas
sinónimo de «sargento abusador»— R. Lee Ermey
Hola,
Los arbitros de kickboxing suelen usar dos, uno para cada oponente, los usan para contar los puntos de un combate.
Gracias.
¡Es verdad! Las había visto con las manos en la espalda, y ahora que lo dices caigo Kabe, lo usaban para contar el pasaje. Yo lo recuerdo los profesores en las excursiones, al bajar y salir del autobús todos los niños.
Lo que yo no sabía de Roland Lee Ermey, es que no sólo es actor, sino que además fue instructor del ejército en realidad. Que curioso. Será por eso que el papel le encajaba tan bien.
De eso no tenía ni idea Xabier P. Migoya, así que gracias a ti. Ahora que lo dices, tiene mucha lógica, para ir contabilizando puntos, así que imagino que se utilizará en otras disciplinas.
Como un dato curioso, R Lee Ermey es uno de los pocos actores a los que Kubrick les permitió escribir sus propias líneas o improvisar por que simplemente reconoció que era mejor en cuanto a insultos que lo que Kubrick, notoriamente intransigente con los diálogos, podrías aspirar a escribir
Por lo que se sabe de Stanley Kubrick, debió verlo muy claro para dejar que Lee Ermey improvisara sus frases. Le gustaba tener el control de todo.