Admito que soy exigente con las correas de resina, y que me quejo de la poca duración que tienen en muchos modelos de Casio. Por este hecho, suelo preferir los brazaletes, que además suelen parecerme más cómodos.
No obstante, y a medida que mi colección va incluyendo piezas con correas de piel, me doy cuenta que la duración, es algo que también las limita, como ocurre con las de resina.
De hecho Hamilton, recomienda reemplazarlas por motivos de seguridad cada 6 o 12 meses de utilización diaria del reloj. No quiere decir que en este plazo vayan a romperse, pero sí que hay al menos cierto riesgo de que lo haga, y el reloj se caiga al suelo, o lo perdamos. Sin duda bastante menos de los 2 años de duración que estima Casio para las de resina.
Si por término medio asumimos que una correa de piel de cierta calidad, se vende sobre los 40€, contra los 20€ de una correa de resina, nos daremos cuenta rápidamente de su coste indirecto de mantenimiento. De nuevo vemos como un armis, que puede costar unos 100€ y durarnos muchos años, será en realidad más barato de mantener. Claro que la apariencia ni el tacto son iguales, y si soy sincero, me gusta el toque que le dan las correas de piel a un reloj, o la comodidad de las de resina.
En esto, también hay diferentes calidades, no es lo mismo una correa de piel genuina (Genuine Leather) de un Chino que cueste 10€, que una Hirsch. Tampoco es siempre cierto que las más caras duren más, pueden estar mejor acabadas, más detalladas, y usar pieles de mejor calidad o más exóticas, pero que con el paso del tiempo pueden ser igual de frágiles. Mientras que otras más rudas y robustas, podrían durarnos 5 o más con buenos cuidados.
Todo ello, depende en gran medida del uso que le demos al reloj, y de su entorno. Conviene evitar el contacto con químicos, con el sol, el agua, y temperaturas extremas. En efecto es piel natural, por lo que los cuidados que requieren son equivalentes a los de otros productos de éste material como zapatos, o cazadoras. En este sentido, debemos evitar aplicar productos para pieles vivas, que pueden contener alcohol en su composición, y hacerles más daño que bien.
Uso y recomiendo la grasa de caballo de toda la vida, que ayuda a impermeabilizarlas y a hidratar la piel de las correas, alargando de esta forma su vida. Una aplicación cada varios meses, la encuentro más que suficiente, porque debemos tener en cuenta, que además de su acre olor, pueden causar que el tono de la piel se vaya oscureciendo.
Las alternativas, siempre y cuando entren en nuestros gustos y peguen con el reloj, pasa por reemplazarla por una de silicona, o una de material textil, que son económicas y duraderas.
En el otro lado de las correas de piel, están las sintéticas.
Que oye, con mi humilde Radiant «Boss» («ferroviario» le digo yo por la esfera) venía una de piel de cocodrilo de plástico (xD) que no veas el pego que da.
Las de cuero interesa eso eso, grasa de caballo, para que estén hidratadas, ya que se suavizan y hasta ganan cierta capacidad impermeable.
No ajustárselas demasiado a la muñeca (menos tensión en zonas de roce como en los pasadores de las asas) y sobre todo, que sea gruesecita y no demasiado corta para nuestra muñeca. Para que no haya tampoco tensión en el momento de abrocharlas, ni tener que forzar doblando demasiado por ejemplo el extremo porque nos quede más bien corta.
El problema de las correas sintéticas es que hay muchas calidades Alejandro. En mi caso tengo que son basura, intermedias, y alguna de buena calidad, bueno, de calidad sólo una las veganas de Diloy.
Ese tipo de correas tienen para mi el problema que si son gruesas para ser resistentes, resultan demasiado rígidas y al menos en mi caso acaban siendo incómodas.
Claro, eso ya es como todo. Desde la muñeca de cada uno, gusto, y hasta según la caja del reloj.
Tiesas sí que son. Es que además pueden tener como una tira fina de plástico por dentro, a modo de refuerzo.
La de mi Radiant no es ninguna maravilla. Pero oye, lleva ya dos años y (me) resulta suave y cómoda puesta y aguanta bastante bien. Junto con la caja del reloj ciñe como un guante. Y eso que me queda justita (tercer o cuarto agujero, según la muñeca y época).