Hace tiempo os expliqué en mi segundo reloj que fue un Sandoz de remonte manual. Luego vendría el primer reloj digital que recuerdo, el Casio F-87W.
En casa me ponía un Ricoh Medallion de mi padre. Era un reloj que para mi tenía algo especial, se movía cuando yo me movía. Era automático. Desde niño que sentí atracción por los relojes, y como muchos en aquella época dorada de la tecnología de consumo pasé por infinidad de relojes digitales, la mayoría de Casio. Le siguió una etapa de relojes analógicos, eran de cuarzo que dado que eran más baratos empezaron a conquistar todos los escaparates.
Recuerdo que cuando pasaba por delante de una relojería siempre miraba sus expositores, los relojes que había a la venta. Todos eran de cuarzo como si la relojería mecánica hubiera desparecido. Y ciertamente eso era lo que yo pensaba, que el avance tecnológico había acabado con los relojes automáticos en base a los cuarzos alimentados por pila.
Con el tiempo continué profundizando en la relojería me di cuenta que no era así. Que seguían existiendo los relojes automáticos, sólo que en catálogos de marcas de lujo que estaban fuera de mi alcance. No fue hasta 2010 que en la era de internet, me di cuenta que los relojes automáticos nunca habían dejado de fabricarse, y que incluso se podían encontrar a precios asequibles. No me explicaba porque no había ninguno en los aparadores de las tiendas, hasta que a base de ir leyendo até cabos. Los movimientos de cuarzo eran la apuesta de las marcas, más baratos de producir y por tanto dejando un margen económico superior. Ese motivo instaba a las relojerías a vender ese tipo de relojes.
Raro era el comercio en el que podías ver algún reloj automático más o menos asequible. Entonces aprendí lo que eran las importaciones paralelas y compré mi primer reloj automático, un Seiko 5 Sports SNZF55 que me costó 118€, más o menos lo mismo que costaba un Lotus cronógrafo. Lo había pensado mucho y había decidido que como no estaba seguro de si me gustaría la experiencia, no iba a gastar demasiado en él. El Ricoh había dejado de usarlo 15 años atrás, los expertos decían que los relojes mecánicos aunque imprecisos y delicados tenían «alma», pero a mi eso me sonaba a palabrería.
Al principio de usarlo no me transmitió nada demasiado especial, tal vez porque ese reloj nunca llegó fino, o quizás por no estar acostumbrado a ellos. Me lo ponía de tanto en tanto, pero nunca llegó a ser mi reloj predilecto. Unos meses después, y sin saber exactamente la razón, aquel Seiko 5 Sports se fue convirtiendo en la pieza que más usaba.
Aquel Seiko empezó a recordarme la sensación del Ricoh automático, y entonces me di cuenta que al menos en lo que a relojes analógicos se refería, eso era lo que encajaba conmigo. Poco a poco fui consiguiendo más relojes mecánicos y el Seiko 5 quedó relegado a salidas muy puntuales. Recuerdo también como en su momento estuve dudando entre un Orient Mako I y un Vostok Amphibia Classic, ambos con esfera blanca. Poco después compraría el Vostok, si bien nunca he tenido un Orient Mako blanco.
Hoy, muchos años después de aquello y tal vez tras más de 1 año sin ponérmelo, el SNZF55 vuelve a estar en mi muñeca. Algo parecido a lo que hice en recordando mis inicios en el afeitado clásico.
El Seiko SNZF55 pese al paso del tiempo es un reloj que ha envejecido muy bien. Tiene un buen lume, materiales de calidad y ofrece una resistencia al agua de hasta 100M.
Con 40mm de diámetro lo encuentro pequeño para lo que estoy acostumbrado actualmente en relojes deportivos como este, otro asunto es en relojes de vestir como el Orient Bambino que me parecen unas cotas ideales. Al igual que en el posterior Seiko Monster, su cristal es hardlex, pero en el Seiko 5 muy acertadamente no sobresale del bisel, así que permanece en perfectas condiciones.
También noto como su calibre Seiko 7S36, casi idéntico al anterior 7S26 es demasiado básico y su precisión nunca ha sido buena. Sin parada de segundero y sobre todo sin remonte manual resulta incómodo salvo que vayamos a usar el reloj a diario.
En todo caso lo anterior es objetividad, algo que no es el aspecto relevante de esta entrada. Con el reloj puesto siento como si no hubiera pasado el tiempo. Lo que me gustó de este modelo que era su legibilidad, sigue estando ahí, como una característica destacada, y con detalles que incluso ahora no son comunes. A saber, el contorno de las manecillas es negro y la segundera roja, haciendo que destaquen sobre el fondo blanco. El lumen puede considerarse con los estándares actuales de muy bueno, no ha habido tanta mejoría en ese sentido.
Son muchas experiencias en las que me ha acompañado este reloj, pero que debido a las subidas de tarifas de la marca japonesa y su distribuidor español entristecen un poco. Un modelo que fue enormemente asequible, y que lo habría sido más aún de haber sabido buscar mejor. Pero que a su vez es una pieza en la que hoy en día tendremos que pagar oficialmente más de 200€ por ella.
Muy elengante pese a ser un deportivo, transmite solidez; por otra parte me gusta como quedan esos índices en el bisel, observo que alguno parece presentar cierto desgaste, señal que demuestra lo mucho que has disfrutado esta pieza, felicidades.
Es muy bonito ese seiko 5, yo también me plantee su compra pero finalmente opté por otros. En naranja también es muy bonito.
En mi caso la parada de secundero y el remonte manual están bien pero no es algo que eche de menos en relojes que no lo tienen.
Es una de las cosas que más me gustan en los relojes jostma. Las historias que hay detrás, y aunque soy muy cuidadoso con todas mis piezas, al final un pequeño roce, o incluso el desgaste por ir bajo la manga se nota. Es un reloj con el que he tenido muchas experiencias desde entonces, incluyendo la primera tramitación de garantía. Un diseño que desde el primer momento me atrajo. Gracias por la lectura.
Siempre es una decisión importante la de comprar un reloj Stainless, y para los aficionados todavía más. En mi caso también barajé diferentes alternativas, y sin conocer demasiado del mundillo me decanté por el Seiko 5 Sports que me gustaba estéticamente. Luego cuando empecé a aficionarme a Orient me arrepentí de que mi primer automático hubiera sido un Seiko en vez de un Orient. Pero incluso viéndolo ahora, es una pieza muy actual, me encanta su legibilidad o el Lumibrite que ya de por sí era muy bueno.
Es envidiable y respetuosa tú afición relojera que implica investigación, datos y análisis comparativos. Aprender de ti es un placer.
Muchas gracias Miguel Carrion Pardo. Aprender al igual que enseñar siempre es un placer.
Buenas noches D. Javier, D. Jostma, D. Stainles, D. Ricardo y D. Miguel
Bonita historia que me recuerda mucho los inicios de todos nosotros. La compra de un reloj, al menos a mi me pasa, tiene dos fuertes componentes: a) el emocional y b) el técnico y, «fotre» lo difícil que es casar las dos.
Magnífico reloj contundente y llamativo; las prestaciones (quitando lo del movimiento) me parecen más que justificadas para el precio: mineral endurecido, acero, buen lúmen, contundencia….
A ver que relojillo me compro este año, quería un solar no sé….
Buenas noches amigos…
Gracias por tu regular apoyo Sergi. Muy interesante esa reflexión: emoción y técnica. Pero para hacerlo más difícil aún, con un presupuesto muy limitado que es lo que nos ocurre a la mayoría. Porque me imagino que con cuentas bancarias en Suiza de varias cifras, la elección relojera sería mucho más sencilla.
Tengo unos cuantos solares ya, así que de momento, salvo que aparezca algo que me interese muchísimo, los doy por completos. Hace unos meses me apetecía mucho un Kinetic aunque debido a los cuidados de tenerlo que recargar regularmente en un Watchwinder lo dejé pasar.
Muy bonito el Seiko Guti, muy buena reseña histórica relojera, muy similar a la de muchos de nosotros.
Por otra parte te comento que el kinetic, al menos aquí en México, no tiene buena fama, porque mucha gente se queja de el.
Les mando un abrazo, cuidense.
(Está crítica la situación por las vacunas aquí, está atrasado el proceso y hay repunte de casos)
Saludos a todos.
Aquí tampoco tienen buena fama los Kinetic Ricardo. Creo que al principio fallaban bastante, igual que ocurrió con los Casio Tough Solar. Pero luego el problema es que la batería duraba como 2 meses. Si no te ponías el reloj no se movía, así que terminaba descargaba por completo y terminaba dañada. Con un solar aunque sea luz artificial algo le da y se cargan.
Aquí otro que cuando se metió en los relojes mecánicos lo hizo con un Seiko, en concreto un Seiko SNK805. Reloj que me salió malo y que tras varios intentos de reparación aún está en el relojero.
Coincido en algunas de las sensaciones que te transmiten los Seiko 5 que tiran de los movimientos 7S26 y 7S36. De alguna forma son movimientos que se quedan cortos, sobre todo en lo referente a precisión.
Yo creo que la última causa es que los Seiko 5 de aquella época ya habían perdido su razón de ser.
Los Seiko 5 se lanzaron en 1963. No había relojes de pulsera de cuarzo y los Seiko iban destinados a satisfacer la demanda de unos consumidores que querían un reloj económico, de cierta calidad, duradero, capaz de soportar cierto maltrato y con intervalos de mantenimiento lo más espaciados posibles.
Por eso muchos de aquellos Seiko 5 tenían tapa trasera roscada o estaban hechos de acero. El movimiento estaba pensado para los anteriores fines: un tanto tosco, fiabilidad prioritaria frente a precisión y lo más sencillo posible para las muchas funcionalidades que ofrecía, entre ellas fecha y hora.
Este último es uno de los motivos por los que prescinde del remonte manual: la simplificación del movimiento, la cual tiene también implicaciones económicas dado que los Seiko 5 serían fabricados en grandes volúmenes. Otra razón es sacar partido de su tecnología «magic lever». Dado que es tan eficiente cargando el reloj darle cuerda es innecesario, por lo que se prescinde del remonte manual. No sólo eso, dado que nunca se le dará cuerda, la corona se sitúa a las 4 en vez de las 3.
Con la popularización del cuarzo en los relojes de muñeca, los Seiko 5 pierden su razón de ser. Un reloj de cuarzo puede dar todo eso a menor precio y es aún más resistente más resistente al mal trato. Está la cuestión de la pila, cierto, pero dura años y cambiarla es una operación mucho más facil que cualquier intervención que se le pueda hacer a un reloj mecánico.
Eso sí, los Seiko 5 habían dado muchos beneficios al fabricante. Tantos que ha sido uno de los relojes más importantes en la historia de este fabricante.
Así, la marca Seiko 5 siguió siendo explotada por el fabricante, faltaría más. Pero, en mi opinión, ya no es lo de antes. Mi Seiko SNK805 tiene una tapa trasera de cristal. Es hermoso poder admirar el movimiento, pero no se corresponde con el espíritu primigenio de reloj económico pero al mismo tiempo con muchas funcionalidades y capaz de soportar maltrato.
Y en cuanto al movimiento 7S26, tengo la sospecha de que Seiko no se esmeraba en lo referente a la precisión de forma intencionada: no era cosa de que los Seiko 5 hiciesen competencia a otros modelos de la casa más caros. Se dice – yo aún no le he probado – que un 7S26 bien ajustado puede ser muy preciso.
Los últimos Seiko 5 son ya demasiado distintos a los de los años 60 y 70 del pasado siglo. Son relojes mucho mejores – 10 ATM de resistencia al agua, remonte manual y parada de segundero -, pero el espíritu es demasiado diferente. Siguen siendo, eso sí, los relojes de entrada en la gama de los Seiko mecánicos, aunque bastante menos económicos que los SNK805 y similares.
Si yo hubiese sabido más de relojes cuando compré mi primer mecánico, quizás no me hubiese decidido por el SNK 805. Era un Seiko 5 menos auténtico que los primeros.
Es verdad que los Seiko 5 empezaron siendo relojes asequibles un relojista, algo que poco a poco se fue perdiendo. Sin embargo mi abuelo tenía un Seiko 5 con trasera de cristal, fue un reloj que le debió comprar mi padre en Canarias a finales de los 70, así que me imagino que incluso en esa época tenían diferentes gamas y precios.
Lo que luego ocurrió con los cuarzos fue fácil. Los Seiko 5 se abarataron, ya no se fabricaban en Japón, y se relegaron a mercados emergentes, países que allá por los años 90 y 2000 no tenían un acceso fácil a las pilas de botón que requerían los cuarzos.
Yo creo que más o menos lo comenté alguna vez.
Mi primer contacto consciente con un reloj que ya sabía que no iba con pilas, fue con un par despertadores que teníamos por casa (de los típicos metálicos con las dos campanas de timbre arriba y el martillo central que hacía de alarma golpeándolos) que eran de cuerda. Por cierto, bastante más precisos que muchos incluso que muchos digitales que se venden desde la tira de años. Amén de por supuesto del reloj de pared que funcionó en mi casa no menos de 40 años, que también era de cuerda, péndulo y con las campanadas horarias (sí, a las doce de la noche y durante la madrugada sonaban a las horas respectivas).
Y el primer contacto con un automático de pulsera, un Duward que tuvo mi padre décadas en el cajón de su mesita. Del que me arrepiento horrores de no haber estado yo presente el día que hizo limpieza para «interceptarlo» y salvarlo (junto con un CASIO CA-80 que simplemente tenía sin pilas, que tenía todos los pulsadores laterales metálicos en negro, y los del teclado en aluminio cepillado). Era más o menos contundente, en acero inoxidable, con caja y cristal «tipo TV» de los sesenta-setenta, fondo verde con degradado y cierto tornasolado, apliques y contornos de agujas dorados, con algo de lumen (o lo parecía), no recuerdo si tenía fechador ni de qué tipo, la tapa trasera ciega, roscada y sin adornos. Era bonito. Pero se lo compró mientras hizo la mili allá por Lérida, y en un día en unos ejercicios o maniobras desastre: cebollazo, cristal quebrado (así lo recuerdo yo), con humedad y fango (la esfera un poco dañada estaba, aunque no se veía mal tampoco)… y claro, no volvió a arrancar, y lo guardó con vistas de algún día llevarlo a reparar. Cosa que nunca se dio el día.
Ya el siguiente no sería hasta el Orient Crystal tres estrellas (calibre 469) que se tuvo que comprar sobre la segunda mitad de los 80, o incluso en el 90-91 (en unas fotos que conservo de la Expo’92 en Sevilla, en algunas se ve que ya lo tenía y lo llevó), que ese sí lo conservo yo, lo heredé. No tuvo mucho trote, un poco más avanzados los 90 se hartó de al ver a cierto tiempo cierto adelanto o que incluso se le parara (por falta de meneo claro) apenas lo sacó de la cajita en la que lo tenía guardado en el cajón de su mesita de noche. Cuando lo uso más días seguidos y se estabiliza, adelanta sobre 5 minutos por semana aproximadamente, según la época.
Mi primer reloj no automático, pero sí mecánico, comprado por mí, fue un reloj de bolsillo de Viceroy con maquinaria vista prácticamente recién entrado este siglo. Aunque no es un esqueletizado de los que se suelen ver ahora, el del mío tiene un calibre aunque sea asiático más bonito y agradable de ver, mejor hecho. Lo tengo con su cajita y hasta su ticket de la relojería-joyería en la que lo compré (que ya cerró hace unos pocos años, era de un centro comercial, aunque la conocíamos de toda la vida) pero no tengo referencia por ningún lado de modelo en cuestión. Pero compré el modelo digamos más mediano y como que «me arrepentí»… y terminé comprando también el modelo grandote, con unos 60 y pico mm de ancho por lo menos, sin contar la corona, que además de más vistoso (y sonar más su tictac) la esfera, o mejor dicho casi bisel con los diales con numerales romanos es proporcionalmente más estrecho que en el modelo pequeño, las tapas sobre todo la principal y frontal abre mucho más que en el pequeño, y se disfruta mucho más al verlo. Aunque por contra, es más legible el pequeño, en el que se ven mejor las agujas y éstas «se pierden» menos con la maquinaria de fondo, además de que tiene segundera (el grande no, sólo horaria y minutera). En el grande las agujas en ciertas situaciones se mimetizan con la maquinaria. Pero es más bonito en general, está más logrado.
Alguna vez los uso (en pandemia no, me da un poco de cosa). Pero muchas veces los pongo a funcionar varios días, y sobre todo llevo alguno unos días con su cadenita y en el bolsillo pequeño de los vaqueros. No sé ni siquiera las alternancias a las que marcharán las maquinarias (probé con una aplicación de móvil una vez, pero no me pareció fiable el resultado, tampoco probé mucho más la verdad), aunque me da la sensación de que el grande irá sobre las 18.000 vph comparando con el pequeño y otros automáticos de pulsera que van a 21.600 vph. La maquinaria estoy prácticamente convencido tras buscar fotos genéricas de calibres de este tipo que es china… pero decente, pues la verdad, marchan muy bien y tienen una precisión muy buena. Cuando los he usado, apenas varían un par de minutos de adelanto tras una o dos semanas de marcha continua. Y la reserva de cuerda rondará las 40 horas en ambos. Y se ven bastante bien rematados los calibres, para lucir vistos, con tornillería por la trasera en color, los rubíes, los cepillados y pulidos del acero… por similitud en esos detalles, yo creo que podrían ser Seagull.
Hace unos años me encapriché por alguno de bolsillo de ferrocarril. Y empecé a mirar sin apuntar alto pero sí que fueran clásicos originales (no réplicas hechas en épocas contemporáneas y recientes), por tener alguno con más solera que marchara bien, y no se viera muy machacado. Pero al ver los precios en los que se movían los que me medio merecían la pena, se me pasó .
Es muy curiosa nuestra historia Alejandro. Somos de la generación del cuarzo, y contactamos con los mecánicos de manera casual. Algo en ellos nos marcó, porque desde entonces empezamos a sentir algo especial por ellos (sin abandonar los cuarzos).
Somos la generación «híbrida» Guti xD. La que ni «baby boom», que luego un tiempo nos llamaron «generación Z», luego que no que mejor «Generación X» porque tampoco nos veían como la «Milenial»… ahora parece que sí nos quieren encajar en estos últimos (¡vade retro satanás! xD).
Somos la generación que llegamos a ver todavía mecánica que funcionaba y que era una buena alternativa aún a la excesiva electrónica (con sus fallos). En algunas cosas, carencias de sus épocas de diseño o de tema eléctrico era lo que daba más lata realmente a muchas cosas como los coches, pero en general la mecánica con su mínimo mantenimiento y cuido, funcionaba. Y cabía la reparación en muchas cosas, sea por mano de operario, como por despiece y recambios, antes que tener que recurrir a la normalidad de hoy, comprar un componente o módulo entero.
Y vimos la electrónica que sí que empezaba a superar las carencias que tenía hasta entonces, y funcionaba y aportaba. Por un lado con la miniaturización que en su caso solía ser electrónica «desechable» pero también vimos mucha electrónica también reparable.
Sí, veíamos ya alguna Volkswagen Transporter y nueva Transit que se mostraban casi como indestructibles y empezando a tener incluso aire acondicionado. Pero también incluso entrados los años ’90 seguíamos viendo que el vecino transportista o frutero seguía funcionando con un camión Avia o una furgoneta Sava con al menos ya dos o tres vueltas de cuentakilómetros, que seguía andando, que algunos ya la veían como tartana y que ya la tenía que cambiar… y que lejos de eso un buen día, incluso le hacían la revisión correspondiente en taller e incluso los mandaban a pintar y quedaban casi restauradas. Y seguían con ellas.
Si hago algo de memoria, siendo niño llegué a ver en algunas tiendas de ultramarinos, o droguerías pequeñas familiares, zapatería… las cajas registradoras y calculadoras MECÁNICAS aún funcionando. Cuando ya en todos lados las electrónicas campaban a sus anchas.
Conocimos y disfrutamos las primeras generaciones de consolas, los salones de máquinas recreativas de videojuegos en exclusiva, de forma más o menos tardía la informática personal, no digamos ya la tardía internet (muchos en cibercafés cuatro ratos algún día a al semana… y no siempre)… pero también usamos, aprendimos y echamos más de una tarde usando las máquinas de escribir, las tardes interminables con los campeonatos de chapas en plena calle en cuanto ya funcionaba la Liga y no digamos los mundiales de fútbol o en los billares y futbolines de toda la vida más los pinball más mecánico todo que otra cosa. Y mucho más social de lo que ya notábamos mucho que eran las recreativas de videojuegos, francamente.
Conocimos los primeros teléfonos móviles y los primeros «smart-«»phones»», pero a su vez también conocimos que sin ellos también se puede funcionar, vivir y hasta orientarse (y si no te orientas bien, al menos estando en España aprenderás gastando suela… y da gracias, que en muchos países igual ello cuesta incluso la muerte).
Quién por mero tema generacional no haya conocido ni percatado e indagado en ello hasta me da pena. Espero que no sufra un bloqueo y hasta ansiedad el día que haya un «apagón» medianamente serio por vete a saber qué accidente o eventualidad (lo más probable, espero que no sea jamás por motivo bélico o terrorista), porque la dependencia en la que se sigue dejando caer con la digitalización; encima con tantas lagunas; es grave, porque mucha gente lo primero que pensará y durante bastante tiempo es que no podrán hacer nada porque incluso jamás han usado nunca la alternativa «analógica».
Quién por circunstancia de la vida sí fuera de nuestra generación o incluso una anterior, pero rechace porque la vivió con demasiados factores de fijo dejando la huella de que todo era sufrir, averías y chapuzas, también me apena, porque en España incluso, y no digamos en otros países, también había disponibilidad de lo que había. No sólo era también por malas praxis o por la disponibilidad que la propia tecnología podía proporcionar en algunos temas vitales para la mecánica (como por ejemplo en cómo eran los lubricantes y neumáticos de los vehículos hace décadas… nada que ver con los que empezaron a existir desde de los ’80 hasta hoy). Pero este caso, es ya diferente, ya es por otros factores condicionantes.
Pero es que nosotros, llegamos a ver y conocer desde lo mecánico hasta la era de internet, viendo fallos y carencias, pero también lo que funcionaba y prestaba su utilidad hasta incluso tras haberte mandado cualquier historia a la tumba. Llegamos a ver y conocer que para muchas necesidades, podían funcionar las cosas de diferentes formas y no necesariamente dependiendo de conexión eléctrica ni de ningún tipo, y ni siquiera dependiendo de pilas o baterías. Y en ello entran también los relojes.
Si yo todavía conservo la que fue «mi primera cámara de fotos», con la que yo aprendí lo básico. Que no era mía, realmente era de mi padre tras a su vez en su juventud (que le encantaba la fotografía, más que a mí todo sea dicho). Que como el decía tuvo suerte de estar en la tasca que tuvo mi abuelo el día que un cliente le dijo «oye, cuánto me tienes apuntado que debo?» y al decirle mi abuelo la cantidad, le dijo «pues bueno, mira si quieres te la dejo como pago». Una Olympus Pen EE-2 que aún todavía en esa época y aquí en España, era una compacta que valía un buen dinero. Y mi padre que no pillaba por entonces todavía algo mejor la Instamatic con la que empezó, vio el cielo abierto xD… no sé como se las ingenió de ahorros o qué, pero claro, a mi abuelo lo dejó viendo que la caja estaba cuadrada ya sin la lista de consumiciones de ese cliente, pero tampoco aparecía por ningún lado la cámara (que obviamente, pensaba venderla que su buen dinero era).
Pues unos 10-15 años tras eso, mis padres se casaron, nací yo… y claro siendo niño, mi padre queriendo meterme el gusanillo ya que vería que me llamaba la atención su réflex de entonces y por muchos años (una Zenit 11) que no lograba manejar yo ni de coña todavía (o la sostenía sin caerse que ya era bastante, pero sostenerla y poder llegar con la manos que por entonces tenía al disparador era imposible) pues en algunas salidas o para hacer alguna foto familiar, la pequeña Olympus me la dejaba (y menudo cuidado tenía yo, ¡qué responsabilidad!)
Esa cámara, es COMPLETAMENTE MECÁNICA Y AUTOMÁTICA. Da aún hoy una calidad fotográfica sorprendente (y más conforme mejoraron muchísimo las películas fotosensibles). NO USA PILAS. Como su anterior dueño sabía un poco lo que tenía, y mi padre luego ni qué decir, esa cámara siempre ha estado o funcionando mientras se usaba, o si no se estaba fotografiando con ella, pues a su funda, o a bolso, a la sombra… porque lo que la hace funcionar y lograr la mínima electricidad que puede necesitar más allá del modo manual que es sólo para usar con flash, es la energía solar que capta por las células de selenio que rodean la lente frontal del objetivo (cosa que aunque suele tener unas pocas décadas de vida útil, la realidad es que mucho más dura si no se deja expuesta a la luz tontamente, pues es lo que más lo degrada). Con la cual en el modo normal y automático de la cámara hace tanto la medición fotométrica, como la energía para seleccionar con ello la abertura de diafragma a usar (desde f3,5 hasta f22) respecto a la sensibilidad de la película cargada y debidamente indicada en el selector de turno, y usar una de las dos o tres velocidades de obturación disponibles… o también llegado el caso decirte que no puede exponer correctamente por falta de luz (que entonces no deja pulsar el disparador para no desperdiciar película, y en el visor sube una banderola roja traslúcida cubriendo la mitad del mismo.
Una cámara que eso sí, foco fijo. Pero que con que el sujeto no estuviera más cerca de unos 0,8 m. desde ahí a infinito todo sale perfectamente en foco (a diafragmas cerrados si la exposición lo permite, más, claro).
Y conservada la tengo, y funcionando sigue cuando me da por desempolvarla (como hice durante el confinamiento para capturar directamente en papel las escenas atípicas que veía) y cargarle un carrete.
¿Cómo nos van a asustar a nosotros con la electrónica «por su ausencia o apagón»? ¿O qué motos nos van a vender con supuesta electrónica que nos inunda pero que sabemos que es mera basura a muy corto plazo, que ya tiene fecha de caducidad, y que su eficiencia real es tan precaria realmente que si usarla es un incordio, pues como para dejarse depender de ella?
Sabemos que lo mecánico, bien hecho, puede funcionar para un montón de propósitos y sin tener que depender de nada más. Y con avances reales que ha habido en ciertos materiales, combinación de los mismos, compuestos lubricantes o de protección, más aún. Como pasó en la misma automoción, que a muchos modelos veteranos si a algunos su dueño «les hacía motor» y el mecánico le podía conseguir nuevas camisas de cilindros para ese motor pero ya hechas con mejores aleaciones, y no digamos con un aceite semisintético o sintético mucho más moderno, ¡eso fue un rejuvenicimiento que alucinas para mucha «mecánica vieja»!
Y en la relojería en parte le ha pasado un poco igual. La mercadotecnia y una o dos generaciones especialmente en países avanzados, pareciera que casi la erradicaron y mataron. Pero sorpresa, ahí sigue… la redescubren gente más joven que nosotros por unos motivos y otros. Y alucinan. No sé si te llegaste a percatar hasta hace pocos años el auge que tuvieron las máquinas de escribir mecánicas (que sus adeptos tienen y mantienen… yo mismo no me deshago de las mías, de hecho lo que mandé hace años a paseo fue la impresora por estar siempre inútil e indispuesta), pero yo a-lu-ci-na-ba al leer de experiencias de gente joven y muy joven que no las conoció y que se quedaban embobados, embelesados y terminaban haciéndose con una encontrándoles utilidad sobre a la impresora y ordenador, y también como mero gusto.
Y una de las cosas que les alucinaba es que sí, no tenían florituras típicas de procesamiento de texto en ordenador claro… pero cuando descubrían que esa máquina que tenía delante, con más o menos trote, seguía funcionando o que con un brochazo a sus varillas y unas gotitas de aceite, ahí estaban para ser descubiertas y listas para seguir funcionando teniendo 40, 50 años y más a sus espaldas, y sin dar para nada sensación de ser algo delicado ni de romperse a las primeras de cambio, que al revés, son tanques… más alucinaban aún. ¿Algún modelo con incluso tipografía en cursiva o algo más diferente a la más habitual? Bueno, el alucine… ¿que encima con una cinta bicolor podían escribir o destacar texto en rojo?
Pues muchas opiniones y neófitos incluso abriendo comunidades y blogs descubriendo que lo que realmente no necesitaban para nada era la impresora teniendo y habiendo descubierto esa maravilla que estaba denostada en una tienda, o en la casa de sus padres o abuelos…
A los pocos años, diría que no más de unos 5 años, también resurgió un poco, al hacerse eco muchos periódicos por todo el Mundo que cerraba en la India la última fábrica de máquinas de escribir mecánicas que aún perduraba, que creo que era de las antiguas Royal británicas. Bueno, «antiguas»… que yo me terminé comprando bastante antes una Litton Imperial Safari de fabricación portuguesa con teclado en español, que de una forma u otra no es otra cosa que una Royal Imperial con alguna de sus evoluciones. Porque yo tengo todavía mi Olivetti Lettera 25 que me regalaron por unos Reyes, sería más o menso el 94 o así tras dar el verano anterior un cursillo de mecanografía… pero siempre tuve la espinita de tener otra cosa, fuera también portátil o algo menos portátil pero que fuera de metal. Porque la Lettera 25 por hacerla más portátil, todo su armazón es de plástico… resistente, no es endeble, que ahí está, pero es plástico y yo lo noté siempre en el sonido para mal, lo ensordece y agrava mucho, incluso aunque en parte lo amortigua paradójicamente la hace más ruidosa de lo necesario. Y un día viendo ese auge, mirando en esos días por nostalgia más que otra cosa, me la crucé y no la pude dejar escapar, con el maletón rígido de transporte y todo xD.
Y por si fuera poco, otro día veo una buena unidad y además en mi mismo ciudad (fui a recogerla en persona) la hermana mayor de la mía, la Lettera 35… con un diseño precioso, pero totalmente de metal, con tipografía diferente y más estilizada (es como la «Lucida Consola» típica, pero más redondeada y bonita, peculiar y diferente), el teclado mucho más suave… por cuatro duros. Que cuando a mí me compraron la mía, era hasta rara de ver (yo ni la conocía, la conocí por la red al tropezón) pues en su día era o la mía, o la Lettera 12 que por entonces ya era incluso aún más plasticosa respecto a cómo era… o ya era la Lettera 46 que ya era de sobremesa, de portátil nada. Muy chula también y muy decorativa si también se quiere, eso sí, pero ya era más contundente y algo más alta, con más presencia. Pensada para eso, sacar de la caja de embalaje y a una mesa, punto.
A las generaciones que nos han seguido, prácticamente les han negado con el debido interés detrás, el simplemente VER y conocer la mecánica. Salvo quienes se tiraran a ingenierías, y sobre todo a carrera mecánica sea en aviación, automoción, metalurgia… ¡es que no les han dejado conocerla y percatarse de ella! Sólo les han dejado conocer cosas enchufables o que como mínimo necesitan pilas o batería, unido a cosas que «bueno es que ya tiene un tiempo, es normal que se rompa (quizás por una mierda de resorte, engranaje de plástico o el mismo eje, diseñado para eso, para que se rompa o ceda) ya tienes que comprarte otro (y caro)». Algo imperdonable, y que creo firmemente que en alguna ocasión aunque sea transitoria, pero de cierta duración, se verá y apreciará con más claridad tanto para bien como para mal.
Nuestra generación, entre todo, la relojería mecánica también la tuvimos ahí. Nadie todavía hacía por ocultarla o denostarla. Veíamos las relojerías. Igual en casa apenas usaban ya relojes de pulsera mecánicos, pero abuelos o padres raro es que no tuvieran alguno guardado o un par de ellos (como en mi caso), mientras que un par de despertadores y algún reloj de pared, eran mecánicos y lo sabíamos. Porque había que darles cuerda, porque se les escuchaba y hasta se llegaba a ver por algún recoveco que tenían mecanismo funcionando y que por supuesto llegábamos a percibir que no tenía pilas (que por entonces incluso las alcalinas tampoco eran las más extendidas, todavía coleaban las peligrosas salinas). Igual acompañábamos algún día a nuestro padre o madre al banco, o a algún trámite, y allí tenían en la sala de espera algún reloj de pared que también era mecánico (aunque mostraran la información y fecha «digital»). Y las máquinas de escribir estaban por todos lados, aunque ya se vieran también algunas eléctricas y hasta algún computador con impresora de matriz de puntos que usaban para cosas muy puntuales (para lo rápido y habitual, la máquina de escribir manual, la incombustible que no fallaba ni falla). Y hasta veíamos en el colegio y aún algún instituto que si había algún reloj principal en la entrada, los conserjes de cuando en cuando le daban cuerda porque eran mecánicos. Y había cosas que funcionaban a pilas, algunas muy buenas y que les duraban… ¡pero precisamente vivimos los tiempos en los que se decía mucho «sí, hace esto y aquello… pero si paso de ello, me quito de encima andar con las pilas, su gasto y si no sus sustos… quita, quita»… y nos quedábamos con la opción mecánica para lo que realmente necesitábamos. Pero que existía, no nos la ocultaban y funcionaba… vamos que si funcionaba, que se heredaban hasta a bisnietos y funcionando, y se heredan… desde algo tan sencillo como un molinillo para el café, que vamos, que tampoco estoy pensando en nada más complejo. Que hoy parece que hasta un molinillo para el café tiene que ser o a pilas, o con enchufe salvo que vayas sabiendo qué buscar por la red, o a alguna de las cada vez menos tiendas de menaje «no cuquis» o en buenas ferreterías. Eso sí, si encuentras el molinillo mecánico y manual para el café nuevo, seguro que también es made in China… aunque igual con suerte alguno es hecho en Albacete o en Logroño, pero difícil.
Y sin embargo, habrá seguro ya cabecitas en generaciones de las más jóvenes, que si no tienen molinillo pero sí toman café, sea en cápsulas o en cafetera o de puchero, incluso desconocen que el café realmente es con forma de grano porque ni se hayan fijado un poco más al lado en el lineal del súper donde está el café.
Si nosotros tenemos que decir que hemos conocido los relojes mecánicos por casualidad, me da Guti que en los tiempos que vienen, mucha gente puede sentir vértigo (y nosotros también) que también lo puede sentir mucha gente y nosotros poco menos que descojonarnos con las situaciones y noticias desternillantes que se pueden llegar a dar… acuérdate.
Me ha encantado tu comentario Alejandro. Has plasmado muy bien todo lo que yo siento, y creo que muchos de nosotros compartimos. Los grandes avances técnicos y tecnológicos que vivimos, esos cambios que parecían rápidos y que prometían un futuro mucho mejor. Es curioso, porque si lo pensamos, ese futuro si que es ciertamente mejor, pero sólo en algunas cosas. Quizás por eso guardamos en el recuerdo otras cosas, objetos de otro tiempo que nos recuerdan todo aquello.