Sigo adelante con mi exploración del mundo de la relojería soviética, hoy, presentando un despertador modelo M801.1, de la manufactura rusa Vostok.
Ya tenía algunos Amphibia, Komandirskie y un K-34. Incluso, mi favorito, el reloj de submarino 5-ChM M3-36. Así que cuando descubrí estos despertadores, me entraron unas ganas enormes de tenerlos.
Ya os hablé del Aniceto Reguladora, una pieza que me encantó, así que este M801.1, siendo de Vostok, no me iba a decepcionar.
El precio de 37€ con el envío incluido en eBay.es, no era de derribo, pero tampoco lo considero particularmente caro.
Se presenta en una sencilla caja de cartón, muy similar a la del reloj de submarino, pero más pequeña. En su interior, nos encontramos el despertador, y el habitual papel que incluye garantía, instrucciones, y especificaciones. Como buena costumbre, nos indica la fecha de fabricación, en mi caso, septiembre de 2015.
La calidad externa aparente, es algo justa. No destila ese aire de robustez industrial del resto de relojes de la marca rusa. Es de metal, y el cristal de plexyglass. Las manecillas me recuerdan mucho a las de los despertadores de cuerda chinos de 3€. Quizás también, porque a diferencia de la mayoría de despertadores, en este contamos con una aguja segundera. Como es tradicional en los despertadores, la aguja de la alarma es también central. Aunque existen multitud de variantes de este modelo, algunas con segundero y manecilla de alarma en subesferas.
No queda muy claro si son despertadores completamente chinos, que luego se remarcan como Boctok, o aprovechan algunos restos de fornituras Vostok, a las que se le añaden elementos Made in China como las agujas. Lo que si está claro, es que no se producen en la factoría de Chistopol.
Cuenta con lumen aplicado a las manecillas y las marcas horarias, con una duración media, similar a la de los Vostok de hace 5 años, aunque algo más brillantes, por tener una mayor superficie aplicada.
Tiene el tamaño habitual de un despertador de sobremesa, con una esfera de 9cm de diámetro, y una altura total de 12cm. El diseño es bonito, el clásico despertador mecánico de toda la vida.
A tenor de sus especificaciones, nos indica una precisión diaria de +/- 180 segundos/día. Es decir, hasta 3 minutos, que me parece exagerado, máxime si consideramos que debería estar en la linea de los +/- 90 segundos/día del reloj de barco, o incluso los -20/+60 segundos por día de sus compañeros de pulsera. Tal cual vino, estaba en aproximadamente 50 segundos/día. Afortunadamente, la parte trasera nos da acceso al regulador, que ajustándolo a ojo, he conseguido dejar en unos 15 segundos/día. No entiendo porque Wildspectra Mobile, no era capaz de detectar correctamente sus tics.
Garantiza una reserva de marcha de al menos 30 horas, que realmente ha llegado a las 41 horas. Una pena que no llegue a los dos días, y así poderle dar cuerda en días alternos. Se indica un intervalo de mantenimiento cada 4 años, de nuevo, demasiado frecuente en comparación con los 10 años de sus compatriotas de pulsera. No puedo deciros nada acerca del movimiento, ni en cuanto a frecuencia, ni en cuanto a rubís, pero a tenor de lo que he visto, no me parece que sea brillante, ni en cuanto a precisión, ni en cuanto a robustez.
La trasera se nota de mucho más calidad que el resto, de un metal grueso, y dándonos acceso además de al mencionado regulador, al ajuste horario, ajuste de alarma, al remoten manual de la cuerda del reloj, y al remonte manual de la alarma.
El sonido de sus latidos es bastante elevado, más que en el Aniceto Reguladora, así que puede que no sea recomendable en el dormitorio, o que debas acostumbrarse. No es estridente, pero con la quietud de la noche, parece un tren de mercancías.
Gracias a su doble campana, la alarma es muy audible. Eso si que es una ventaja para los que os cueste despertarse. No es un sonido estridente, se parece al de los antiguos teléfonos.
Lo peor, fue nuevamente la experiencia con Correos, con mucha descoordinación en la entrega, y que me obligó a personarme en la oficina de Correos y Telégrafos en dos ocasiones. Resultado final, una espera de 7 semanas, desde el momento de la compra hasta que llegué a tenerlo en mis manos.
Por tanto, sólo lo veo interesante para entusiastas de la relojería soviética, y de Vostok en particular. Una pieza curiosa, pero de una calidad bastante justa, y que no refleja en absoluto los criterios de dureza que sí que tienen el resto de piezas de la marca.
No me gustan los despertadores analógico-mecánicos por lo que comentas, el ruido que arman (de hecho hasta los analógicos de cuarzo me molesta mucho el movimiento de las agujas). Por fortuna Casio aún comercializa despertadores digitales, aunque en mi caso no lo necesito porque la alarma del reloj me basta.
De tu Vostok me gustan los números, me recuerdan a los antiguos relojes despertador, muy bien decorados. Las agujas y el segundero qué decir…, tú lo has dicho todo: para los aficionados acérrimos a la marca. La trasera… odio las traseras de los despertadores mecánicos, todos esos mandos sobredimensionados y «obscenos» 😀 Quizá sea porque mi padre tenía uno, y aunque no andaba ya bien -tenía más años que Matusalén-, nunca daba bien la hora, y la alarma sonaba cuando quería, seguía dándole cuerda día a día, era su costumbre diaria: darle cuerda al reloj despertador. Cada mañana recuerdo aquel rascado característico al darle cuerda. Hasta que la vejez le hizo olvidarse de incluso para qué servía cada uno de esos mandos y el reloj terminó en la basura tras bastante tiempo quedándose almacenando arañas y sin nadie que le volviera ya a dar cuerda.
Yo tampoco aguanto el sonido que hacen BiaNamaran. Debería decir que no estoy acostumbrado, porque desde niño que tuve despertadores, eran mecánicos, y me encantaba quedarme dormido con su sonido. En cambio ahora, soy incapaz…
Lo que yo recuerdo de uno que aún conservo cuando se fue haciendo viejo, y desajustando, es que los tic-tac dejaron de ser regulares. Eso me ponía algo nervioso, porque no eran previsibles, y me hacía más difícil dormir. Después sabría que era que se había desregulado, por el uso, la lubricación y la suciedad.