Tras unos meses sin actividad en estos decálogos (el último fue el decálogo de Sergi en mayo), hoy tengo el honor de presentaros a la primera mujer que se anima a participar en la sección. Ella es Gabriela Pirlo, una persona a la que tengo el placer de conocer, y que no sólo admiro por sus conocimientos históricos en lo que a relojería se refiere, sino también por su faceta literaria, de la que pronto podremos tener una sorpresa.
1) ¿Quién eres y a qué te dedicas?
Mi nombre es Gabriela, tengo 56 años. En este momento soy aprendiz de modisto; lo cual es, quizás, la actividad laboral que menos supuse que encararía en mi diversificada y no calificada historia de actividades remuneradas. Empecé este trabajo eventual de casualidad: Stewart (el modisto) necesitaba un par de ayudantes que se adecuarán a la mística de la creación textil que él profetiza. Por suerte, él sabía de mi continuo bucear por caminos y experiencias que van hacia los costados de la existencia y no en línea recta. Coincidentemente, y para la misma época, su otra aprendiz (Jean) también amaneció en ese horizonte de hilos, entramados y agujas. Y luego de algunas dudas, ambas nos zambullimos en la costura vintage y el universo costumbrista de Stewart. No trabajo todos los días; solo lo hago cuando él me necesita.
Aprender a coser en máquinas eléctricas Singer de los ‘50 ha sido una experiencia maravillosa; y además, estoy aprendiendo y he aprendido sobre confección, corte, armado, textiles y tejidos. Stewart hace chaquetas, chalecos y sacos a medida, y la particularidad distintiva de su actividad es brindar a sus clientes la oportunidad de elegir qué telas o tejidos, qué diseño y qué terminaciones desean para sus prendas.
Estar frente a la máquina de coser, y escuchar el tac, tac, tac rítmico de la aguja que traspasa la tela es como un bálsamo y oasis para el alma. Son momentos que disfruto por su magia e indudable riqueza.
Con respecto a mis trabajos anteriores, he realizado casi de todo: mucama (doméstica), ayudante de cocina, lavaplatos, camarera, barista, empleada de veterinaria, vendedora de revistas y diarios; trabajé en una discoteca, hoteles, restaurantes, caterings; fui aprendiz y ayudante de albañil y pintor. Por lo tanto, y como ya han adivinado, las reparaciones sencillas y el trabajo de pintura en el piso que comparto con mi marido y gata corren por mi cuenta.
Esta situación, la de saber hacer un poco de todo, llevó a uno de mis cuñados a llamarme “todista profesional”; calificación que ostento con orgullo y risa.
Mi papá era italiano y mi mamá mestiza. Y eso hace que mi cosmovisión, sentido de pertenencia, cultura y sensibilidad estén atravesadas por una fuerte raigambre en las íntimas raíces de América del Sur y Europa. Mi bisabuelo por parte de madre fue un indio Charrúa nacido en Uruguay, y mi bisabuela materna fue portuguesa.
Soy hija del Instituto (en Argentina se llama Secundario). Y por 15 años batallé en dos universidades diferentes para poder tener una Licenciatura en Comunicación; ambas experiencias académicas han sido desmoralizadoras y frustrantes en resultado dado que, en 15 años, pude rendir unas pocas materias. Parece ser que la vida académica y mi persona no tienen química; y la memorización, automatización y repetición de conceptos no es mi fuerte. Aceptar esa situación me llevó tiempo, pero lo tomo con honor. Supongo que mi dispersión en temas, intereses y actividades no es compatible con la focalización, internalización de conceptos y la especialización forzada que se espera en las altas casas de estudios. A pesar de lo anteriormente dicho, no he tirado la toalla. Quizás algún día pruebe nuevamente.
2) ¿Cuál fue tu primer reloj y qué recuerdo tienes de él? ¿Aún lo conservas? (Puedes hablar de tu infancia)
En realidad tuve tres primeros relojes, que llegaron casi al mismo tiempo (a los 8 y 9). Ellos son un Seiko TV Lady (hoy día está en la colección de una amiga); un Justina (las mudanzas y cambios de países se lo han tragado); y un Citizen a cuerda que perdí, sin darme cuenta, en 2015 -posiblemente, el armis perdió un pasador y se cayó-.
En mi infancia los relojes ocuparon una posición fetichista. Mis primos, que eran mayores que yo y también muy relojistas, poseían unos hermosos Seikos 6138; Orients; Citizens y Tressas Laser Beam que me obnubilaban y hacían que mis fantasías corrieran a la velocidad de la luz. A mis 10 y 12 años aún no sabía qué había dentro de esos relojes (pero sabía que eran mecánicos), y mi imaginación, acelerada por lecturas de Verne, Burroughs o Bradbury, tenía una combustión que desbordaba de curiosidad.
Como a los 14, ese mundo oculto se destapó: vi por primera vez qué había dentro de esos relojes mágicos. Y desde ese momento la belleza y la magia de esos mecanismos ha conseguido que mis sentidos sigan inmersos en una suerte de epifanía de amor por ellos.
3) ¿Qué relojes tienes en tu colección y cuál es tu favorito?
No sé si llamaría a mi compendio de relojes una ‘colección’ pues no posee los requerimientos mínimos para que lo sea, es decir: motto, acotamiento temporal, un tema central o conductor. Por poner dos ejemplos: “tengo una colección de Aquastar”; o “tengo una colección de Blancpain FF”.
Sin embargo, y en amplia contradicción con el párrafo anterior, creo que es plausible hablar de ‘colección’ cuando designamos a un grupo de objetos y/o elementos al que asignamos una cualidad, una excusa o un concepto. En mi caso personal, me gustan los relojes, los poseo y disfruto (pero no los colecciono).
Y la contradicción (que es la madre del conocimiento) sigue y se potencia: poseo una colección variada, algo caótica, y bastante dispersa.
Me gusta decir que mi colección posee tres estadios bien diferenciados:
– el núcleo duro;
– el núcleo blando ( son los que quizás algún día venda);
– y el núcleo de cambio, que son los que compro para revender o donar (relojes vintage en cualquier estado y que no me interesa tener); los de cacharrear; y los relojes nuevos que compro para regalar.
El núcleo duro está conformado por aquellos relojes que entraron a la caja, pero no saldrán: los Borel, los Juvenia, los Hamilton vintage; los Movado vintage, el Isaac Peral, los Zodiac vintage; los Rado vintage; algunos Orient (nuevos y vintage), algunos Seiko (nuevos y vintage). También, y en relojes gruesos, ubico aquí al Six Man Clock (mi reloj favorito); el Kalex Multi Year Calendar; el United Clock Electric con la bailarina autómata; y el Sumi Seiki japonés, que es un reloj con pájaro-autómata; entre otros.
En el núcleo blando (que como ya dije, son los que quizás algún día salgan a la venta) ubico a los Omega, los Longines, los Tissot; los Lanco, los Helbros, los Seikos Cinco, los Orient Crystal, etc. En cuanto a gruesos, posiblemente algún día liquide mi colección de despertadores mecánicos de mesa de luz y viaje (una treintena); o los relojes de mesa mecánicos o electromecánicos con cajas de música y/o sonería (una veintena).
Y por último, el núcleo de cambio es la caja más ágil y que rota constantemente. Allí tengo los relojes de cacharreo; o los que compro para revender o donar (cada tanto voy a ventas de garage y a veces encuentro oportunidades que no dejo pasar); o los que compro para regalar.
Ya dije que mi reloj favorito es el Six Man Clock de Gordon Bradt. El señor Bradt creó esta escultura kinética absolutamente maravillosa que se mueve al compás de un pequeño motor de 60 ciclos y 4 rpm. El reloj es hipnótico, y lo considero, por lejos, la pieza más valiosa y deseada de mi colección.
4) ¿Cuál es el reloj de tus sueños?
Me gustaría tener un Hamilton X-01 Odyssey, que es la variante del Hamilton Odyssee 2001 que se vio en la película de Kubrick. El X-01, en mi opinión, es un reloj estéticamente maravilloso y que supera ampliamente al del film.
5) ¿Qué es lo que más te gusta de la relojería?
Lo que más me atrae son los aspectos históricos y sus interpretaciones. Por ejemplo, estudiar las causas y consecuencias que han derivado en el hecho que los relojes y la horología acaparen, retroalimenten y sustenten la ingeniería moral que disciplina a la sociedad moderna. Hoy día, por ejemplo, somos esclavos del GPS, localizadores y sus derivados… que son cálculos automáticos de señales que requieren que los satélites de posición estén equipados con relojes atómicos que emiten señales para ubicarnos. La comparación entre esas señales es la que permite generar la ubicación.
Desde su aparición a fines de la edad media, los relojes europeos han ejercido una suerte de domesticación de aquellos que se encuentran bajo su flujo. Los relojes mecánicos de las iglesias (que fueron los primeros de occidente) cumplieron el objetivo de secundar a los campanarios anunciando ayunos, rezos y misas.
Complicadísimos relojes monumentales mecánicos, cuya fuente de energía y acumulación era agua, ya eran visibles y conocidos en el mundo musulmán y en China; y son anteriores a los europeos (ref. David Landes, entre otros).
La enorme y fundamental diferencia que existió entre aquella Europa medieval y China y los musulmanes (cuando fueron un faro de saber y conocimiento), es que ellos poseían relojes para divertir, agradar y entretener a sus audiencias.
Por el contrario, el nacimiento de la relojería mecánica europea está íntimamente emparentada con la domesticación, reducción y sumisión de los fieles al culto; y algunos siglos después, al trabajo. Posiblemente, lo que digo no suena simpático; pero me baso en una amplia bibliografía que está al alcance de quien desee leerla (Technics and Civilization de Mumford, por ejemplo).
Posteriormente, y con la primera revolución industrial, aparecerán los relojes monumentales en la entrada de las fábricas, haciendo que los trabajadores deban acostumbrarse a cumplir horarios insanos para nuestros cánones -las jornadas laborales eran de 16 horas como mínimo, 7 días de la semana-. Y la historia sigue…
Otro ejemplo sobre la relojería que estudio y me gusta: John Harrison y sus cronómetros marinos.
Y un tercer ejemplo (tengo más, pero no deseo aburrir…) con respecto a mis intereses horológicos: relojes de pulsera o gruesos que han cambiado la cultura, sociedad y estructura socioeconómica de determinados pueblos o naciones, como ser los Flip Flops de los hermanos Solari (los famosos tableros de cambio de horario en estaciones de tren, ómnibus o aeropuertos); los Ruhla; los HMT. En un futuro me gustaría dedicar atención a la relojería rusa, pero de momento, no tengo tiempo.
6) ¿Y lo que menos te gusta?
No me gustan los mensajes subliminales de algunas empresas-fundaciones (Rolex, por ejemplo) que generan un mensaje indirecto y subliminal de que si no tenés uno de sus relojes sos poco menos que un paria y un excluido. Según este mensaje, directamente reproducido por algunos poseedores de sus guardatiempos y que se han convertido en fundamentalistas rolexianos, si no tenés uno es porque sos un frustrado y un miserable.
Tampoco me gusta la manía que algunos espacios de participación han desarrollado con respecto a qué relojes vintage deberías tener para ser considerado un coleccionista de fuste (porque si no los tenés, tu pertenencia al círculo de fuego está suspendida). Según esta creencia, muy arraigada en algunos sitios y participantes, si no posees en tu caja uno o varios Longines 30L, Omegas 30T2, un par de UG Polerouter o un Cyma 586K sos poco menos que nada (aclaro que no tengo ninguno de los nombrados).
En los últimos años hay un tema que me hace ruido en cuanto a los aficionados de la relojería en general: la idea, muy arraigada, de que uno no debe cometer errores al comprar relojes. A mi modo de ver, debería ser el contrario: uno va aprendiendo a partir de la experiencia y los errores que comete. Por lo tanto, esa constante y cansina manía de querer ser experto y sabelotodo en 5 minutos me irrita (y se me nota).
Y por último, y también en cuanto a los relojes vintage, me desagrada que algunos focalicen hasta la exasperación que una pieza debe ser “original” y “NOS” para ser considerada “genuina” y que vale la pena tener en la colección. Desde mi punto de vista, a mí no me interesa demasiado si el reloj posee todas sus partes originales o no: me interesa que me guste, disfrutarlo y que me llene.
7) ¿Cómo ves el futuro de la relojería?
No lo tengo claro, sinceramente. Pero supongo que de aquí a 50 años la relojería mecánica será un absoluto artículo de lujo. Igualmente, me puedo equivocar.
8) ¿Qué te gustaría que ocurriera, relojísticamente hablando?
Me gustaría que las manufacturas y marcas actuales dejasen de tratar al público femenino como si fuese de segunda categoría, superficiales y tratando de llenarnos de relojes bochornosos y estéticamente vergonzosos. La idea de que a las mujeres solo nos importa gastar dinero, somos ridículamente sibaritas; que solo queremos comprar carteras costosísimas y zapatos de 3 ceros es irreal y muy estereotipada; pero parece ser que es la visión y estética que la mayor parte de las marcas aspiran, poseen y alimentan.
Me gustaría que la relojería fuese una afición en la cual, aún siendo mujer, pudiese aportar indistintamente de mi género; y poder compartir, aprender y participar respetando las características distintivas de cada uno. Es inevitable que hable desde mi condición de mujer, porque ello es una desventaja, según qué lugar.
He participado, a lo largo de los años, en diversas plataformas literarias, de relojes, historia, estilográficas, coleccionismo y literatura. Y salvo en una (que no nombraré para no hacer publicidad gratuita -y que no la merece-); en el resto he podido expresar mis inquietudes, compartir y participar sin ningún tipo de problemas.
De por qué en un solo sitio he tenido problemas, no es un misterio. Me niego, me resisto y me siento muy incómoda cuando me ordenan e imponen que participe de manera ‘políticamente correcta’ y me comporte con ‘feminidad’ y simpatía; o que escriba cosas lindas y agradables; o que me obliguen a ser graciosa y tener encanto; o hacer fotos lindas y mostrar relojes costosos. Como me dijo alguna vez un referente de ese lugar: “Gabriela: te tenés que portar bien, ser graciosa y estar contenta, y seguir el ejemplo de fulana de tal o cual…”. Y eso no va conmigo. Quizás lo que acabo de escribir parezca que es una crítica a mis congéneres que sí participan bajo esas condiciones y desde ese lugar; pero no lo es. Si ellas se prestan y predisponen a ese canon y estipulación, es una decisión que han tomado, y por lo tanto, la respeto.
En otras plataformas, sin embargo, la participación de mujeres es más comprometida y con más inmersión en la profundización de conocimientos o generación de contenido ( ya sea en relojería, historia, literatura o coleccionismo) y es en esos ámbitos en los que me siento realmente a mis anchas y con libertad de expresar mis ideas y dar mis opiniones sin que me estén soplando en la nuca y reprendiéndome a cada párrafo.
Soy una persona inquieta, que gusta de compartir y participar y que gusta de escribir sobre una gran variedad de tópicos que van desde música, cine, literatura, tecnología obsoleta e historia -y pasando, a vuelo rasante, por la horología-.
9) ¿Hay algo más que te gustaría compartir con nosotros?
Me encanta leer libros en papel (2 o 3 horas a la mañana para no ficción; 2 o 3 horas a la noche para ficción); escribir ( poseo varios blogs y publiqué 6 novelas); practicar senderismo y andar en bicicleta. También me gusta dibujar, compartir con amigos y familia, y la fotografía.
10) Cómo conociste javiergutierrezchamorro.com y porqué lo sigues?
Recuerdo que en 2015, cuando empecé a participar en HdR, vi el enlace de tu página. Y lo visité. Me gustó muchísimo lo que leí, y me seguí quedando para leer y aprender. Me encantan las secciones sobre reseñas de libros, historias y técnica relojera.
Te felicito muy calurosamente por la titánica tarea que has emprendido de encarar, divulgar y desarrollar contenido de calidad, no solo sobre relojes, sino también cultura, tecnología, literatura y el Made in Spain.
Sé que tu página es a pulmón y que el hecho que generes contenido ha incomodado a más de uno. Según creo, una persona que es capaz de escribir y generar, por sí misma, material cultural o de interés específico (relojería, por ejemplo) se gana enemigos fácilmente (cuando no debería ser así). Existe mucha mala onda que intenta dañar y es coercitiva y malintencionada.
Ahora bien, siempre es importante cómo uno canaliza esa situación claramente negativa. Y vos lo hacés con elegancia, altura y buen gusto. Alguna vez hablamos de la importancia de mantener y generar espacios saludables de intercambio y participación, y esa es, quizás, la clave de tu éxito.
Ya terminando este decálogo, me gustaría señalar que mis ejes motivacionales e inspiracionales son la curiosidad, el amor y las ganas de aprender. No me movilizan ni me inspiran la envidia, el odio y el rechazo; es más, son sensaciones que no conozco, no forman parte de mi ser y no entiendo. Por esa razón me cuesta creer que en el mundo ( y por supuesto la relojería) exista gente que desea el mal, odia o reciente de otra. Allá ellos, les deseo lo mejor, y éxitos.
Pero cuanto más lejos los tengamos, ustedes, Javier y yo misma, tanto mejor.
Gracias Javier por la oportunidad, y estamos por aquí.
Si tu también quieres participar en este cuestionario, envíame las preguntas respondidas y numeradas junto a una fotografía tuya y las iré publicando. No olvides poner en el asunto del email «El decálogo»:
1) ¿Quién eres y a qué te dedicas?
2) ¿Cuál fue tu primer reloj y qué recuerdo tienes de él? ¿Aún lo conservas? (Puedes hablar de tu infancia)
3) ¿Qué relojes tienes en tu colección y cuál es tu favorito?
4) ¿Cuál es el reloj de tus sueños?
5) ¿Qué es lo que más te gusta de la relojería?
6) ¿Y lo que menos te gusta?
7) ¿Cómo ves el futuro de la relojería?
8) ¿Qué te gustaría que ocurriera, relojísticamente hablando?
9) ¿Hay algo más que te gustaría compartir con nosotros?
10) Cómo conociste javiergutierrezchamorro.com y porqué lo sigues?
Gracias por darte a conocer un poco más Gabriela! Un verdadero placer leerte.
No es usual leer una chica con tus intereses y trayectoria, es una grata sorpresa.
Saludos a todos
Y mi gratitud Guti
Muchas gracias Cesar José maestre. Ha sido un verdadero placer poder contar con ella.
Muchísimas gracias Javier por la oportunidad y por su generosidad. En verdad ha sido una muy gratificante experiencia poder responder las preguntas del catálogo y compartirla con tus lectores y vos mismo. Abrazos.
Gracias César José Maestre. El placer es mío. Muy amable por tu comentario.
Una entrevista muy interesante e instructiva, he disfrutado mucho y ademas he descubierto más de un modelo que desconocía. Un saludo y muchas gracias a los dos.
¡Nos vemos pronto Gabriela!
Gracias Jostma, aunque su modestia le impida reconocerlo, Gabriela es una gran conocedora de la relojería vintage, y lo mejor de todo, una persona que expresa su pasión con enorme claridad.
Extraordinaria mujer, la felicito por sus dones escriturales que se nota en sus respuestas. Chévere que comparta la pasión de la relojería como nosotros. Un abrazo desde México.
PD: Perdón por mi alejamiento por un tiempo de la Bitácora, me han pasado cosas que me tambalearon bastante y de lo cual no me repongo aún.
Buenas noches amigos y amigas de la bitácora…
Javier te felicito porque has conseguido invitar a la bitácora a una excelente mujer. Mi enhorabuena.
Gabriela me fascina como escribes. Nos llevas de la mano, pausas la redacción e introduces los temas de manera muy diligente. Mejor que la mía, que soy maestro de escuela (eso si tengo dislexia, ja ja ja).
Me resulta fascinante tu alegato vital y la crítica, cierta en mi opinión, al ninguneo de la relojería hacia la mujer. Yo compro muchos relojes para regalar, más que para mí, la mayoría femeninos y me cuesta encontrar relojes que den la hora y no sean baratijas de muñeca.
Os dejo… y me quedo a la espera de aprender de usted.
Que pasen un feliz noche.
Buenas noches.
D. Ricardo que bueno verle de nuevo. Espero, amigo, que como canta el bueno del Serrat «Todo pasa y Todo queda». ya nos cuenta usted; mi apoyo incondicional.
Muchísimas gracias a Jostma, Ricardo Escalante ( fuerza y ánimos en estos malos momentos) y Sergi por los comentarios. Muy amables los tres. Saludos.
Muchas gracias Ricardo Escalante. Espero que no fuera nada grave y que en cualquier caso la recuperación sea rápida. Eso me hace valorar aún más tu participación. Te esperamos con ganas cuando las circunstancias lo permitan.
Gracias Sergi. Una mujer apasionante. En un mes o así tendremos entrevista con ella en el canal, si todo va bien.
Muchas Gracias Javier por «mostrarnos un poco más » de esta gran mujer , relojista y amiga que es Gabriela.
Un abrazo
Bienvenido fernando burón. Gabriela es una grande, ha sido un placer poder estar con ella.
Hola don Fernando, muchísimas gracias por su comentario. Para mí es un honor que usted se haya pasado por aquí. Abrazos.
Muchísimas gracias Gabriela. Aquí todos son bienvenidos, pero si además vienen de tu parte como Fernando, más todavía.
¡Qué bonita entrada! Renovarse de manera permanente. Me encanta la palabra que emplea Gabriela, «guardatiempos», con su permiso me la tomo prestada. Y me encanta equivocarme.
Gracias a ti juliobelda. Guardatiempos es una palabra que me gusta mucho pese a que en España no tenga demasiada difusión. Probablemente venga de timekeeping en inglés, pero la veo muy clara y ejemplificadora.
Hola juliobelda. Muy amable y gracias por su comentario.
Me encanta la palabra guardatiempos y la empleo cada vez que puedo.
Saludos.
Gracias Gabriela. Una vez que la empiezas a utilizar te das cuenta de lo expresivo que es «guardatiempo», y cuesta resistirse.
Un placer leeros a ambos Gabriela, Javier. Hay tanta belleza encerrada en esa palabra como alma en nuestra memoria. Un fuerte abrazo.
Todo el mérito es de Gabriela juliobelda, una persona que transmite pasión con lo que hace, incluyendo la horología.
Un placer ver, de propia fuente , algo más de nuestra amiga de Foros relojeriles de muchos años. Suerte Gaby y muchas gracias Javier.
Fernando.
Gracias a ti fernando burón por esas palabras.