En esta Entrevista en ReloGeando. J.G. Chamorro (Parte 2) continuamos con la Entrevista en ReloGeando. El vendedor ambulante (Parte 1) para entrar ya de lleno en la lista de preguntas, o mejor dicho, en la charla distendida, porque debo decir que Germán de ReloGeando es un estupendo anfitrión.
Os recuerdo que tenéis disponible el podcast completo en ReloGeando, o bien tenéis la opción de descargar la copia local desde aquí (30 MB. en formato MP3).
Amigos y amigas de ReloGeando bienvenidos a un nuevo episodio especial en donde no estoy yo haciendo un monólogo sino que vengo acompañado. En esta ocasión y tras la lectura del relato «El vendedor ambulante» que habrán escuchado con mucha curiosidad, me está acompañando nada más y nada menos que el señor Javier Gutiérrez Chamorro, nuestro primer invitado del otro lado del Atlántico. Javier está en España y es el autor de las aventuras literarias de Paul Davis, el detective relojero del cual acabamos de escuchar un fragmento. No quiero dar demasiados detalles, así que prefiero que él se presente y nos hable un poco. Javier, muchas gracias por acompañarme y bienvenido a este episodio de ReloGeando.
Bienvenido y gracias a ti por contar conmigo. La afición relojera transciende océanos y geografías. Es un mundo que nos une y que da igual donde estés. Además tenemos la suerte de compartir idioma, algo que con otros países no ocurre, de manera que encantado de formar parte de ReloGeando.
Muchísimas gracias. Tuvimos la fortuna de encontrarnos en una red donde particularmente yo pude conocer a muchísimos de los entusiastas que viven alrededor del mundo, Instagram, y tras varios intercambios finalmente por un artículo de IGORMO descubrí con mucha sorpresa y entusiasmo que además de tu afición relojera te dedicas a la literatura. Tenés un talento enorme para escribir y tuviste la amabilidad de pasarme el material que has escrito de «A contrarreloj» que me encantó, y me gustaría que me hablaras de eso. ¿Cómo es tu historia con la literatura?
Fíjate que a mí siempre me ha gustado escribir. Aunque profesionalmente mi vida va por otro sector, me dedico a la tecnología, me gusta leer y escribir. Lo que me gusta es la ciencia-ficción y así es como comencé escribiendo relatos. No tuvieron nada de éxito en cuanto a audiencia pese a que me a mí me parecían buenos. No cuajaron, pero mi inquietud creativa estaba ahí. Seguí escribiendo por placer hasta que calló en mis manos el primer libro de «A contrarreloj», un volumen que no está escrito por mi sino por Fenix Hebron. Me encantó la mezcla de literatura detectivesca con relojería, algo que jamás hubiera pensado que pudiera combinarse. Poco después leí la segunda entrega. Me quedé con ganas de más y busqué más sobre el personaje, y como no encontré nada me puse en contacto con el autor. Estuvimos intercambiando emails y conversando y desgraciadamente para mí el autor me dijo que él había escrito esas novelas en 2011, que el personaje ya no le motivaba y que no iba a continuar con sus andanzas. A mí me molestó mucho, es como cuando estás viendo una serie de televisión que te atrapa, entonces termina y tú te quedas con ese regusto de tristeza. Tras tres o cuatro días meditándolo me dije: «¿Y si la continúo yo»?
Escribí otra vez a Fenix Hebron y le propuse «He pensado en continuarlas yo. ¿Qué te parece?» Él me dijo que sí, me dio su permiso y lo continué con el siguiente volumen. Cuando le mandé el borrador a Fenix le encantó, y me animó a que continuara con ello.
Y hasta hoy. Creo que reemprendí el «A contrarreloj» en 2017, estamos en 2021 y van ya seis libros y como cincuenta relatos. Sin pensarlo.
¡Qué increíble! Y que genialidad que Fenix haya tenido esa humildad y ese agradecimiento para dejarte continuarlo. Habla mucho del deseo que ese personaje crezca de las manos de alguien que tiene la motivación para hacerlo.
Le estoy muy agradecido y creo que fue un gesto muy lindo por ambas partes. Por la de él al dejarme continuar con la narración y por la mía al seguir dando vida a un personaje que había nacido de él. Me parece muy bonito.
Ya metiéndome en algo que no trato tanto, la literatura. Me genera intriga cómo es eso de adoptar un personaje que no es creación tuya, pero con el tiempo y el transcurrir de las líneas que vos ibais escribiendo de alguna forma fuiste remodelando. ¿Cómo fue eso? ¿Hubo una transformación? ¿Seguiste una línea? ¿Cuánto de Javier y cuánto de Fenix hay en el Paul Davis que llegamos a conocer hoy?
Es una pregunta super-interesante y la verdad que me costó muchísimo. Le había dicho a Fenix que la proseguiría pero cuando llegó el momento de ponerme era incapaz. No sabía cómo seguir. Entonces me volví a leer sus dos primeras novelas anteriores, fui tomando notas para familiarizarme con el personaje y entonces me di cuenta que había un montón de información y detalles de Davis que yo desconocía. No podía hacerlo evolucionar hasta que me vino la idea. Fue el relato de «El comienzo», ¿y si lo que hago es inventarme cómo empezó este personaje y así hacerlo mío? Con el relato de «El comienzo» que es como empieza Paul Davis en el negocio de la investigación fue como me fui familiarizando con él.
Por supuesto y como todos los autores, Paul Davis tiene mucho de Fenix y mucho de mí, y mucho de ficción, claro. Pero siempre tiene que haber cosas verídicas para darle credibilidad a la historia, sino es imposible. Muchos de los relojes que lleva Paul Davis yo los tengo o los he tenido, habla de cosas que a mí también me gustan… De esa manera es más fácil escribir y desarrollar una trama porque es algo con lo que me siento identificado.
Yendo todavía más atrás, ¿cómo empezó tu afición a los relojes?
Yo creo que comenzó como en la mayoría de nosotros, de niños. Mi primer reloj fue un Cauny de cuerda que me regaló mi padre y que adquirió en un mercadillo. Aquello me maravilló, lo de darle cuerda, la aguja segundera que se movía. Me encantaba. Me imagino que en aquella época no era consciente de todo ese mundo, y simplemente me hacía sentir mayor, algo que me gustaba. Lo pienso ahora y es la complejidad que tiene un reloj, la forma de marcar el tiempo… A medida que le vas dando vueltas también es un reflejo de nuestra vida: el tiempo que sólo va para adelante; un tiempo que tenemos limitado en este mundo y que nos indica que lo que deseemos hacer debe ser ahora; … Es una metáfora que mezcla ingeniería, tecnología, filosofía… Un todo que engloba el reloj. Como era normal en aquella época, después tuve un Casio, el reloj que más me marcó y que todavía conservo. Un Casio F-87W.
Pasó el tiempo, y aunque a mí me seguían gustando los relojes yo tenía solamente un reloj y no había profundizado en el tema. Fue como en 2005 que con internet y la cantidad de información disponible redescubrí que el mundo de la relojería seguía existiendo. Yo pensaba que los relojes automáticos habían desaparecido y que sólo había cuarzos. Ahí fue donde reempecé con mis pasión por la relojería. Además con el blog que me ha permitido contactar con personas de la industria, aprender de muchos aficionados… Un poco lo que tú decías al principio, se trata de compartir estés donde estés, porque al final aprendes y enseñas al mismo tiempo.
Creo que esa es una de las cosas más lindas que tiene este hobby y que muchos de los que estamos en él compartimos. No es como otras aficiones que hay un poco más de recelo entre las personas que lo practican y es más introspectivo. Esto si bien tiene la parte íntima con su ritual, que estás con las piezas y te dedicas a darles cuerda, a hacerles el mantenimiento y a observarlos y disfrutarlos también tiene una parte muy social en la que se va compartiendo y es la que más se disfruta. El conocer a personas como vos que además llevan la afición a un plano más amplio. Y justo eso es lo que te quería pregustar: Cómo fue el tema que si bien la idea original se le dio a Fenix, que creo que él también debe tener su parte entusiasta de la relojería, sino probablemente no habría nacido Paul Davis. ¿Cómo llevaste un relato policial que si bien habiéndolo leído me doy cuenta que le puede gustar a cualquier persona que le guste ese estilo de relato, aunque no sea fan de los relojes? Especialmente esos relatos que tienen guiños especiales a los relojes. ¿Cómo lograste hacer esa conjunción y qué es lo que más te sorprendió del resultado que obtuviste?
Esa parte surgió muy naturalmente. Uno de mis referentes es Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle. Si te has dado cuenta y lo conoces, el estilo es muy parecido. Son narraciones cortas, casi todas siguen más o menos el mismo esquema, … Era el tipo de género que me gustaba. Además se da la circunstancia que lo que se consideraba tradicionalmente literatura barata. A Sherlock Holmes lo regalaban en el periódico en su época, hace décadas se editaban muchas novelas de lectura de evasión para distraer a la gente antes de que hubiera tanta televisión. De hecho en España había muchísimas publicaciones extranjeras traducidas en Argentina que se vendían aquí.
Ante la ausencia de televisión, entretenimiento. Así que me inspiré en las series de televisión para el formato de Paul Davis. Que fuera muy dinámico y que fueran historias independientes que te permitieran leer una aunque no hubieras leído las anteriores. Me gusta la relojería así que era fácil combinarlo. Más bien la dificultad era no enfatizar demasiado en los relojes para que los profanos no se aburrieran, pero al mismo tiempo estar en el punto de interés para los aficionados a la relojería.
Con el tiempo vas aprendiendo y a medida que hablas con gente vas evolucionando. Me di cuenta de un aspecto que es muy sencillo, pero en el que yo no había reparado. A la gente que no sabe de relojes le puedes decir que es un Omega Speedmaster del año 1971 y les da igual. En cambio sí les dices que es un Omega Speedmaster del 71 y que se subastó en Sotheby’s por 2 millones de dólares ya asocian que es valioso. Así que poco a poco iba combinando los aspectos técnicos para los relojeros y los no técnicos para los profanos.
Después de leerlo me di cuenta que es un tipo de literatura excelente para empezar a introducir a alguien en la relojería y despertarle ese interés. Después de todo, aunque hay guiños sutiles a las piezas, das información básica pero a la vez clave como para que alguien que no entienda de relojes sepa de qué está hablando y le despierte la seguridad para seguir prendido a la historia. Que le entren ganas después de googlear y ver de qué se trataba ese reloj que estaba buscando el protagonista o inclusive que estaba usando.
Totalmente Germán. Algunos lectores se han puesto en contacto conmigo y me han comentado que al principio no se podían imaginar el mundo que hay detrás de la relojería. Pero que tal vez al buscar alguna pieza en Google Images les habían entrado ganas de relojería. Para mí eso es algo super-importante, porque en mi visión de la relojería los relojes son importantes como piezas, pero me gustan más las historias que hay detrás, es decir las personas, lo que han compartido con su reloj. Es algo que también intento plasmar en los relatos de Paul Davis y que al final acaba llegando a algunos lectores. Se les contagia esta afición o al menos el gusto por la relojería y el arte que todavía supone.
Creo que también tiene que ver con el hecho de que lográs sintetizar a través de una historia ese valor que los coleccionistas y los entusiastas de los relojes más apreciamos en las piezas, que son justamente las historias que cuentan. Así que me parece una manera brillante de unir esos dos mundillos que despiertan tantas pasiones: la literatura y la relojería. Llevándolo a un plano más amplio en el que nosotros que ya somos aficionados disfrutamos el doble de tener acceso a ese tipo de literatura. Porque es muy interesante, pero a la vez al encontrar esos guiños nos genera algo adentro: Yo sé de qué me está hablando, conozco ese reloj o aprendo sobre un nuevo reloj que me está mencionando. Y por el otro lado para aquellos que no son entusiastas pero que a través del relato y los sucesos que van acaeciendo empiezan a despertar la curiosidad por esas piezas. Fue una idea fantástica realmente.
Sí, por supuesto. Además, no sé si te has dado cuenta, pero las historias que se cuentan, incluso para los conocedores de los relojes tampoco son obvias. Intenté buscar historias que fueran un poco sorpresivas aunque estuvieras metido en el mundo de la relojería. La historia de Omega es algo que todos conocen, así que busqué marcas que ahora están desaparecidas o son poco conocidas.
Un ejemplo de ello es el relato con el que empezamos este episodio. Muy puntualmente grandes conocedores pueden saber que nos referimos a los inicios de Panerai. Para el que no lo conoce dice ¡qué bueno! y el que sí va encaminando la historia y aún así quiere seguir avanzando hasta descubrir de qué se trata. Está muy bien logrado.
Esa es la idea. Sorprender al lector tanto por las investigaciones de Paul Davis en sí mismas, como también por la forma en que se desarrollan. Dando pinceladas y pistas para que al final digas: Ah sí, es verdad, era esto. Que descubras la clave de la deducción como decías Sherlock Holmes.
Javier, si tuvieras que describir a Paul Davis para presentarlo a aquellos amigos y amigas de ReloGeando que todavía no han tenido la suerte de llegar a tus relatos. ¿Cómo lo harías?
Paul Davis es un tipo normal cómo podríamos ser tu o yo. Un apasionado de la relojería y gran conocedor, pero que tuvo la fortuna o la desgracia que por circunstancias de la vida de poder colaborar con una empresa especialista en los seguros de relojes y joyas. Es observador como yo creo que somos los aficionados a los relojes, es detallista, es pulcro. No es nada que no puedas tener tu Germán, yo como persona o cualquiera de tus oyentes. Se ha ido desarrollando y es capaz de sorprenderte con sus habilidades. No es que tenga grandes medios como Superman, como Batman mejor dicho. Tiene unos medios normales, convincentes como los de cualquier otro, así que la clave de sus éxitos son las dotes de observación. Cosas que no le cuadran, cosas en las que se fija, detalle cómo «en este reloj me parece que la esfera no es la original», … Ese tipo de técnicas que creo que son muy agradecidas y muy agradables de leer.
Me parece que ahí hay dos mundos que también tienen mucho en común. El tema de la relojería con lo detectivesco. Muchas veces un relojero también se ve en la tarea de hacer una investigación casi detectivesca para poder averiguar algunas cuestiones al respecto de una pieza. Si es original o no, de qué año es, cuál es la historia que hay detrás. Hay muchas habilidades o skills que un relojero compartiría con Paul Davis.
Hay que darse cuenta que un buen relojero es una mezcla de artesano, de técnico, pero también de anticuario. Son muchas profesiones unidas que efectivamente Paul Davis las comparte.
Paul Davis, que yo asumo es un coleccionista, no sé si de un sólo reloj o de más de uno, porque no se menciona mucho cuál es su colección personal, pero me gustaría que me comentaras cuál ha sido la evolución en cuanto a los relojes que utiliza Paul Davis.
Él comenzó con un Junkers, era el reloj que le había puesto Fenix, y poco a poco yo fui buscando excusas para cambiárselo porque no me sentía demasiado identificado con la marca. Llegó a llevar un Longines Hydroconquest que tampoco me terminaba de encajar. Al final, más allá de la Primera Temporada que tú has leído, llegué a una crisis digamos que existencial. No sé si los oyentes lo sabrán, pero yo soy un gran aficionado a la relojería española, porque es mi país y lo tengo que defender, como tú eres un aficionado a la relojería argentina. Desgraciadamente ni España ni Argentina son grandes potencias en lo que a relojería se refiere, la industria sigue dominada por las japonesas, suizas o chinas, pero tenemos que apoyar lo nuestro. Si yo personalmente defendía la relojería española era absurdo que Paul Davis llevara un Longines o un Zenith. Entonces se lo cambié, le puse un Kronos, que es una marca española, el mismo reloj que yo tengo. Entonces ya me sentí más identificado con él.
Ni siquiera yo sé cómo es de grande la colección de relojes de Paul Davis, pero sí que hay anécdotas que la aumentan. Teniendo amigos tan influyentes y amigos relojeros, seguro que debe ser enorme. En una historia, es el CEO de Omega quién le escribe y le regala un reloj de su marca. Me gusta mezclar esas partes de ficción dentro de la ficción.
Un Speedmaster si mal no recuerdo.
Si, exactamente un Speedmaster. El guiño era que el presidente de Omega había leído algún libro de Paul Davis y entonces decidía regalarle el reloj. Es un recurso que me gusta, la ficción dentro de ficción.
Quizás sea un guiño también a Sherlock Holmes, donde Watson escribía las aventuras con Holmes. Era la ficción dentro de la ficción, la literatura dentro del relato.
Muy bien visto Germán. Totalmente.
Me encantó ese detalle. Le aporta un extra. Vivimos en un mundo donde hay muchas series de televisión, muchos crossovers entre una y otra que conectan series y películas. Cada vez se desdibujan más los límites entre la realidad y la ficción y es algo con lo que se va jugando. Por eso me pareció muy interesante y divertido que hubieras hecho eso.
Como escritor terminas cansándote de seguir el mismo patrón. Conan Doyle escribió menos relatos de Sherlock Holmes de los que yo llevo de Paul Davis, porque se cansó. Por eso lo mató, hasta que por presión pública lo tuvo que resucitar. Yo intento innovar, no por no aburrir al lector, sino también por no aburrirme yo escribiendo siempre lo mismo. Las ideas que se me ocurren las pongo en práctica, ficción dentro de ficción o en algún relato aparezco yo como J.G. Chamorro pero sin ser el protagonista. Intento mezclar cosas un poco extrañas y experimentarlas para ver si dan juego. Si el resultado me gusta, me lo quedo como recurso y lo repito y sino las abandono.
Es una parte del aprendizaje, no olvidemos que soy un escritor novel, lo hago por hobby, y también disfruto aprendiendo y mejorando mi técnica de escritura.
Javier, ¿crees que tus gustos y los de Paul Davis son similares? ¿O hay algunas diferencias?
Nuestros gustos son similares. Lo que ocurre es que como Paul Davis es un investigador de cierto éxito tiene un nivel de vida que yo no tengo (risas). Él sí que puede adquirir ese tipo de piezas, o a veces se las prestan. Aunque a nivel de relojería es lo principal, yo tengo que sentirme identificado con el protagonista, en caso contrario sería incapaz de escribir sobre él. La alta relojería y precios de Richard Mille, obras de arte que a mí no me gustan porque son ilegibles. Por tanto aún teniendo el dinero no los compraría, así que Paul Davis tampoco los lleva.
En cambio Paul Davis sí que puede llevar un Casio F-91W, aunque sea barato porque me gusta el reloj. Tengo que sentirme identificado con él, y él conmigo. Somos como una pareja real y de ficción.
Sería muy interesante una historia de Paul Davis donde se viera involucrado el Richard Mille de Rafa Nadal.
Ha habido de esos Germán. Es precisamente «El Richard Mille de Rafa Nadal» en «A contrarreloj. Paul Davis, tercera temporada» que mezcla ficción dentro de ficción.
¡Qué bueno! Ese lo tengo que leer. Javi, me doy cuenta que nos saltamos una parte importante en cualquier entrevista relojera. Es el momento relogeando mi reloj. ¿Qué llevas puesto?
Llevo en la muñeca un Steeldive GM1975, un homenaje a los Seiko Tuna de los años 70. Es un reloj chino de bajo coste, cuesta unos 100$. Pero me gusta porque tiene cristal de zafiro, bisel cerámico y en suma las últimas técnicas de la relojería a precio muy accesible. Eso representa lo que yo busco en la relojería, un buen reloj del que no tienes que aparentar ni que eres superior a nadie ni que tienes mucho dinero. Es un reloj bastante barato, pero un buen reloj.
De Steeldive he escuchado excelentes comentarios. Hay muchas marcas chinas que están haciendo relojes de homenaje para evitar la palabra copia. Yo tengo un Pagani Design que homenajea al Rolex Submariner Hulk y que me parece un reloj interesante debido a sus especificaciones. Da cosas muy interesantes con la excepción de un diseño propio. Como vos decís ofrecen la posibilidad de tener un diseño conocido, unas specs muy interesantes y sin resultar llamativos ni ser una pieza de presunción.
Lo he visto en tu Instagram y es un buen reloj. Tiene un diseño bonito desde los años 60, invención de Rolex, pero es que un reloj es una esfera y tres agujas, tampoco cabe la posibilidad de hacer mucho más. Así que se trata de un buen reloj a un buen precio. Ideal para disfrutar de la relojería. En ese sentido pienso que muchos de los que compran buenos relojes, si no la mayoría, es por apariencia o estatus social, no por disfrutar de la relojería.
Las mismas marcas de lujo y alta relojería se quieren posicionar con el estatus. Y para nada, lo que hay que demostrar y divulgar es justo lo contrario, que puedes tener un buen reloj y disfrutarlo sin ser rico y sin gastarte mucho dinero. Es algo que no hace falta.
Ahí surge el clásico debate que surge entre los aficionados de si los homenajes están bien o están mal. Obviamente siempre dejando fuera a los relojes falsificados que son algo absolutamente diferente. En ese punto gris de los relojes homenaje las marcas dejan claro que no son el reloj que imitan, pero sí que toman prestado la totalidad del diseño. Para cierto grupo de aficionados eso permite acceder a diseños icónicos sin necesidad de romper el chanchito ni de privarse de hacerlo. Yo no me puedo dar el lujo de costearme lo que cuesta un Rolex Submariner, si bien el homenaje no me va a hacer sentir lo mismo que tener un verdadero Rolex en la muñeca sí que me va a aproximar a una sensación de lo que sería portarlo.
Lo de los homenajes debe ponerse en contexto. ¿Cuánto tiempo lleva Rolex homenajeando el Submariner con el Submariner? El nuevo Submariner 2020 es casi lo mismo que el de 2008. Es decir, ellos mismos también se homenajean. Y no es sólo cosa de Rolex, también el Omega Speedmaster, el TAG Heuer Carrera… Son los mismos modelos. ¿Así que porque no va a poder venir un asiático y hacer un homenaje también?
Hay muchas marcas en donde sus principales modelos son reediciones de modelos viejos. Longines es un claro ejemplo de una casa que tiene mucha historia y que tiene muchos modelos antiguos en su catálogo que han sido relanzados en los últimos años. Obviamente con las características técnicas del siglo XXI, pero que después de todo son reediciones de relojes que ya estaban en existencia, y como vos decís son copias que se hacen ellos a sí mismos, no dejan de ser pequeños homenajes. En este debate entra el esnobismo relojero de algunos coleccionistas que dicen que una cosa es homenajearse a sí mismo y otra cosa es robar el diseño de una empresa que creó un reloj icónico. Son discusiones y debates que no tienen fin y que siempre se van a dar. Como ejercicio para sentarse y pensar un poco son interesantes. ¿Qué crees que pensaría Paul Davis de los homenajes?
Yo creo que le gustarían. A fin de cuentas un homenaje le permite a un entusiasta de la relojería que no posea el dinero suficiente para comprar el modelo original, pueda disfrutar de esa pieza. Lo mismo que haces tú y lo mismo que hago yo. ¿Por qué no podemos disfrutar de una pieza que tiene un diseño parecido a Rolex o a Omega, pero a precio mucho más barato? Por supuesto preferimos eso, aunque lo ideal sería que todos los ciudadanos del planeta que pudiéramos salir del útero con un Omega Speedmaster en la muñeca. Ya que eso no es así, al menos que podamos disfrutar de la relojería. Si es con un homenaje, pues con un homenaje y si es con el original, con el original. Lo importante es disfrutar con los relojes.
¿Cuál es tu grial y cuál es el de Paul Davis?
He cambiado mucho con los griales. Se ha roto el romanticismo de la relojería. Dado que la mayoría de marcas de relojes pertenecen a grupos empresariales, éstos no están tanto por la labor relojera sino más bien por la del negocio. Ese es el motivo por el que ocurre lo que decías tú, reeditan los clásicos y ahora sacan el Heuer Monza de los 1970… Ese tipo de acciones en donde se nota tanto que miran tanto al negocio, que suben tarifas dos veces al año para artificialmente hacerlo más elitista me provoca rechazo. Mi grial siempre fue el Zenith El Primero, uno de los relojes que llevó Paul Davis y que pese a formar parte del Louis Vuitton (LVMH) técnicamente tiene características muy interesantes. Fue el primer calibre automático cronográfico que salió al mercado, y este es un heredero; el calibre estuvo supuestamente perdido durante mucho tiempo hasta que lo volvieron a fabricar; late a alta frecuencia algo que solamente Zenith y Seiko hicieron. Así que pese a estar embebidos en su aura empresarial es un reloj que tiene cosas diferentes y que me gusta. Si algún día tengo 10.000$ puede que me lo compre.
A Paul Davis le pasa como a mí. Ha visto tantos relojes y tantas cosas entre bambalinas que lleva el reloj con el que él se siente a gusto independientemente de que sea muy caro o muy barato. Después de todo ese es un síntoma de madurez relojeril. Empiezas deseando lo que todos quieren y al final terminas deseando lo que te hace feliz y con lo que te sientes bien. En ese sentido este reloj de 100$ que llevo me hace sentir a gusto. Puedo salir a la calle de noche y no me da miedo que me lo puedan robar. Puedo hacer tareas en casa y si le hago un arañazo no será un drama. Me hace sentir cómodo.
El coleccionismo en relojería es un viaje de autodescubrimiento. Como decís uno empieza replicando lo que ve con ese estímulo que llega desde Instagram o foros en donde el debate es más mainstream. Y de ahí en adelante tras comprar las primeras piezas uno se da cuenta de algunas cosas que no le gustaban tanto como pensaba o que le gustaban simplemente por el hype que se generaba en determinados foros, y no realmente por gustarle. Es muy interesante y genera la posibilidad de que haya diversidad, porque un reloj que para vos es precioso yo pueda preferir otro y podamos tener una opinión diversa y enriquecer el espectro.
Lo pensaba hace mucho tiempo. Más o menos en Suiza hay 2.000 marcas de relojes, ¡sólo en Suiza! Yo estimo que extrapolando esas cifras en el mundo habrá un total de 20.000 marcas. Si hacemos números y suponemos que cada marca lanzó 10 modelos, ya tenemos ahí 200.000 relojes diferentes. Es una variedad tan grande que no la vemos ni en automóviles, ni en neveras, ni siquiera en smartphones. Esa es una de las grandezas de la relojería. Tal y como tú decías un autodescubrimiento en el que tú vas viendo piezas, aprendiendo y conociéndote tú y al reloj.
No son pocos los que afirman que el reloj es ese accesorio que de alguna forma va a reflejar la personalidad. Detrás de un aficionado siempre es deliberada la decisión de un reloj determinado. No solamente para alguna ocasión en particular sino también en el día a día. Porque elegir ese reloj.
Sí. Cómo además un reloj te puede alterar el estado de ánimo, quizás como la vestimenta en las mujeres. Esos días en que te levantas algo triste y te dices «me voy a poner este reloj tipo diver». Entonces te sientes reforzada y ves cómo el reloj te transforma. Es una parte muy bonita, y las historias que puedas explicar con ese reloj.
¿Pensaste en esto a la hora de moldear la personalidad de Paul Davis? Cada reloj que le ibas cambiando, ¿tenía que ver con la evolución del personaje?
Así es. Creo que sí. Yo por mi manera de ser cuestiono muchas cosas, me gusta buscar la transcendencia de ciertos asuntos y plantearme reflexiones. Algunas las escribo en el blog y otras me las guardo para mí, pero te das cuenta que un reloj, pese a ser algo tan pequeñito tiene muchísimos matices. Empezando por el color. Un diver con la esfera naranja, algo tan veraniego es como decía antes una pieza que te anima, que te eleva el estado de ánimo. Pese a que su concepción original fuera totalmente, creo que fueron los de Doxa que hicieron un estudio y concluyeron que el color naranja era el más legible bajo el mar. Independientemente de su origen al final eso sube tu estado de ánimo. O el nerviosismo ese de tener una entrevista con un cliente importante y la duda de qué reloj ponerte. Vas analizando al cliente y vas asimilándolo con los relojes. Es un ejercicio mental y emocional muy interesante.
Javier, ¿qué es lo más lindo que te ha dado este mix entre relojería y literatura? ¿Que sorpresas te dio?
Lo que más me llena es alguien que cómo lector, como tú hiciste, me escribe y me dice: «Javier, he leído esto y me ha gustado mucho». Porque lo escribo para que guste y para que se conozca el personaje. Si no lo pongo en abierto como descarga gratuita es porque Amazon no me lo permite puesto que ellos lo quieren en exclusiva. A mí me gustaría que todo el mundo que quisiera leerlo pudiera hacerlo. Pagando si es que puede, pero si no quiere o no puede, gratis. Que el lector disfrute con eso. Es lo que he aprendido que inclusive en la distancia puedes hacer feliz y enriquecer a la gente con lo que tú escribes. Esa forma de influencia lejana es maravillosa. Cuando me escribe gente que no conozco de nada y te explica lo que le ha pasado al leerlo me encanta.
Ese lazo que se crea entre personas, a veces tan distantes, y viniendo del año pasado en que la distancia fue lo que más marcó el carácter de todo el año 2020 es algo super-interesante y que nosotros rescatamos como aficionados. ¿Cómo podemos llegar a Paul Davis? Si algún oyente de ReloGeando quiere leer una historia de Paul Davis, ¿cómo lo puede conseguir?
Todos los volúmenes están disponibles tanto en formato papel como en digital. Los precios son muy bajos, no gano casi nada con su venta, es lo que se lleva Amazon y el envío. Pero no me importa, no pretendo ganar dinero con eso. Si alguien no tiene acceso a Amazon o no puede permitírselo, que contacte por Instagram o por el blog y yo se lo mando sin ningún compromiso.
Nos recuerdas tu cuenta de Instagram?
Sí, es @guardatiempo y mi blog es fácil de recordar javiergutierrezchamorro.com. También estoy en Facebook, Telegram y Twitter.
No me queda más que agradecerte nuevamente por tu tiempo. Darte las gracias por tu interés al sumarte a este episodio de ReloGeando y por facilitarme los relatos de Paul Davis, que debo decirte que los devoré porque me encantaron; e incluso se los recomendé a mi novia diciéndole que ese lo podría leer ya que a ella le gusta el relato policial y estoy seguro de que le gustarán aunque a ella no le agraden los relojes. Va a ser una excelente forma de irla introduciendo en el hobby sin que siquiera ella se dé cuenta.
Seguro que sí. Para mí ha sido un placer poder compartir este rato contigo y con todos los oyentes y espero haber estado a la altura, porque con los últimos invitados que has traído, relojeros expertos en la materia, yo soy un simple escritor aficionado, así que espero que no se haya aburrido nadie, y si es posible, que hayan disfrutado de esta emisión.
No me cabe duda de eso. Javier, darte las gracias una vez más y con esto cerramos este episodio de ReloGeando sin más que saludarlos a ustedes desde el otro lado, agradeciéndoles que nos hayan acompañado. Amigos y amigas, Javier, nos vemos. Hasta luego.
Increíble la entrevista, es muy suculenta e interesante. Y las fotos están geniales, por cierto.
Gracias por pasarte Macdowalds. Me alegra que te haya gustado.
Excelente entrevista, muchas gracias por compartirla y por favor, nunca vayas a matar a Paul Davis jeje. Saludos.
No es mi estilo ir matando personajes Ricardo, pero la posibilidad de que acabe abandonado es real. A fin de cuentas cada vez tenemos más obligaciones y compromisos, y por tanto menos tiempo libre para invertirlo en crear. Aunque ojalá que eso no ocurra.
Aunque la he leído un poco en diagonal me ha parecido muy interesante y entetenida, felicidades.
Muchas gracias por la lectura Stainless.
Buenas tardes Javier y resto de amigos.
La he leído de manera transversal y la verdad es que desprende parte de lo que muestras tanto en tus creaciones literarias como en tus entradas.
Mi más sentida enhorabuena.
Muchas gracias Sergi. No tiene mucho mérito la verdad, porque es que yo soy así 🙂