Llevo algunas semanas siguiendo el ritual del afeitado clásico, es decir afeitarse como lo hacían nuestro abuelos y bisabuelos.
Si lo comparamos con el afeitado tradicional con maquinilla multihojas, el afeitado clásico con maquinilla, resulta más económico, más sostenible, menos agresivo, más placentero y con mucho más encanto. Con los precios de las maquinillas, y en especial de los recambios, el afeitado clásico se amortiza rápidamente, ya que como buena tecnología de principios del siglo XX, las maquinillas con cuchilla de doble filo, no conocían la obsolescencia programada, y estaban diseñadas y construidas para durar.
Entonces, ¿por qué no lo usa todo el mundo?. La respuesta es sencilla, primero de todo por la increíble labor en cuanto a marketing que hacen las multinacionales, renovando los modelos de maquinillas con frecuencia, y dándoles nombres más propios de los coches deportivos que de otra cosa.
Está también la curva de aprendizaje, o sea que afeitarse de manera clásica es más complicado que con una multihojas, y además va a requerir que poco a poco vayas volviendo a aprender a afeitarte, y cuando lo consigas, verás que necesita un poco más de tiempo.
Además, y aunque decía que es más económico (no tienes más que ver los precios de la espuma de afeitar, o de los recambios de cuchillas multihoja desechables), requiere que dispongas de ciertos materiales, que en un futuro artículo te detallaré.
Mi recomendación, sería que empezaras evitando la maquinilla clásica, lo que se denomina maquinilla de seguridad con cuchillas de doble filo, y sigas con tu multihojas. Si eres de eléctrica, si que deberías ir a una multihojas para comenzar el aprendizaje.
Aprovecha cuando agotes tu espuma de afeitar, y empieza con jabón de afeitado, y una brocha, puedes optar por versiones económicas que salen entorno a los 1€ y 5€ respectivamente. Es un total de 6 euros, pero con la particularidad de que tanto el jabón, como la brocha te van a durar muchos meses. Compáralo con lo que te duran los 2€-3€ de la espuma de afeitar que uses, y empezarás a ser consciente de su ahorro y ecología.
Se trata de que aprendas a fabricar tu mismo la espuma, de momento directamente sobre la cara. Algunos la hacen directamente en un bol, pero yo lo dejaría para una vez tuvieras más práctica y vieras si te gusta o no.
Después puedes continuar sustituyendo tu loción para después del afeitado (after-shave), por uno más tradicional. Probablemente el que uses ahora, sea un producto de una marca de más o menos moda, con buen aroma, y un precio relativamente alto, pero que no es un producto clásico que haya demostrado su eficacia durante décadas.
Irás disfrutando de la placentera sensación de los «potingues», tu espuma, tu masaje post-afeitado, etc. Así que tal vez quieras completarlo con una loción de pre-afeitado. En mi caso y aunque me afeito siempre después de ducharme, y no sería tan necesario, reconozco que disfruto con ella también.
Sigue de esta forma durante un tiempo, y cuando veas que es algo hecho para ti, y que te encaja, prueba sustituir la maquinilla multihojas por una clásica. Verás que al tener sólo una hoja, apura menos que una de 5 hojas, y tienes que dar más pasadas.
Tal vez las primeras veces te cortes un poco, o no apures lo suficiente. No pasa nada, hay muchos tutoriales al respecto, incluso en vídeo por la red que te ayudarán. Pero tres reglas básicas:
1) No aprietes: Estás acostumbrado a los cabezales basculantes de las multihojas, en una clásica si aprietas, puede que te cortes.
2) Que haya espuma: Asegúrate que cada vez que des una pasada haya espuma debajo. Por eso es importante que hayas aprendido en los pasos anteriores a hacerla adecuadamente.
3) No busques el apurado: En el afeitado clásico, el apurado se consigue a base de práctica/técnica y de sucesivas pasadas. Ya he dicho que es menos agresivo, así que no desesperes buscando el apurado. Empieza con solamente una pasada, y remátala con la multihojas que usaras hasta ahora. Luego sucesivamente, ves aumentando las pasadas, y puliendo tu técnica.
Una vez tengas cierto dominio, y los resultados te convenzan, se trata de ir probando productos nuevos. Diferentes cuchillas, diferentes jabones, … Productos de mayor calidad, y que se adapten mejor a ti.
El proceso puede no acabar ahí, de hecho algunos se pasan después a la navaja de afeitar, una etapa a la que aún no he llegado, es algo que no descarto probar. A diferencia de las maquinillas de seguridad, las navajas no tienen cuchillas que reemplazar, pero sí que deben ser cuidadas y afiladas, por no hablar del cuidado que requiere el afeitado, mucho más técnico, y peligroso en la fase de aprendizaje.
Gracias por el articulo, estoy en proceso de cambiarme a este estilo de afeitado, y seguiré tus consejos.
Excelente David Araya. Vale la pena probarlo. ¡Ya nos contarás tus experiencias!