Tenía una espinita clavada desde que probé la pasta dentífrica Marvis Classic Strong Mint en el artículo de cepillado dental clásico. Buscaba una higiene dental clásica, natural, y a ser posible Made in Spain.
Gracias al comentario de Arturo hablando del blanqueado dental, reparé en la marca Kemphor, que tal vez como muchos de vosotros, pensaba que pertenecía a una multinacional extranjera, pero que no es el caso, porque Kemphor es y siempre ha sido de aquí.
En 1910, Felipe Serrano Mañueco, llega a Zaragoza, y en 1918, adquiere su primera farmacia o botica de la época, donde empieza a elaborar su fórmulas magistrales, y que serían la semilla de lo que hoy en día es Laboratorios Verkos.
La marca Kemphor, está especializada en el cuidado bucal: cremas dentales, enjuagues y cepillos de dientes entre otros. No fabrica otro tipo de artículos, lo que nos permite identificarla sin confusiones, y claramente como lo que es.
La linea 1918 o esencia 1918 de Kemphor se caracteriza por un empaquetado e identidad de marca (diseñado por los también maños Estudio Versus), que nos recuerda los primeros años de la enseña, con ese toque vintage. Lo acompaña la denominación 1918, vinculada a Serrano Mañueco, su fundador. Es un lanzamiento relativamente reciente, y que viene a complementar la gama más convencional de Kemphor.
Interiormente, sus formulaciones apuestan por los ingredientes naturales producidos de forma artesanal, pero sin olvidar su carácter farmacéutico, pues también han sido científicamente probados. No debemos olvidar, que su filosofía prescinde de los ensayos con animales (prohibidos en la Unión Europea desde 2004). Todo ello suena genial, una marca de aquí, que realiza todo el proceso productivo en España, y que ofrece naturalidad, sin merma en la eficacia. Tal vez le falte la inclusión de un prospecto, como hacen otras marcas. No es que sea obligatorio, pero es indudable que reforzaría su personalidad farmacéutica.
El concepto, me encaja totalmente. No me importa pagar un poco más, si a cambio, no solamente dispongo de un producto científicamente eficaz, y fabricado en España como nos ofrece Kemphor, sino que además, lo hace en base a ingredientes naturales, que es lo que agrega la gama 1918.
A continuación, iremos repasando cada uno de los integrantes de la familia Kemphor 1918.
Kemphor Clásica 1918
La clásica, es una pasta de dientes de triple acción (previene la placa, el sarro y la caries), cuidando de las encías y fortaleciendo el esmalte dental.
Tiene un suave sabor mentolado, a base de menta piperita y esencias naturales. No es tan intenso como una Licor del Polo, ni tan aséptica y medicinal como una Lácer. Resulta agradable sin más.
Contiene flúor a razón de 1.000 ppm (partes por millón), viene a ser un valor ligeramente bajo, así que evitamos los peligros potenciales de éste elemento, al mismo tiempo que contamos con las ventajas de su presencia.
Se presenta en un tubo plástico de 75ml, que en la tienda online, cuesta 2,75€. Indudablemente, me parece un buen precio.
Kemphor Cuidado Encías 1918
Como su nombre indica, es un dentífrico especializado en el cuidado de las encías, al mismo tiempo que protege de la placa, el sarro, y la caries. Su sabor mentolado es también suave, pero esta vez sobre la mirra y otras esencias naturales. Contiene también flúor a 1.000 ppm.
El envase es también de 75ml, y ligeramente más cara que la clásica: 2,95€ en la tienda online. Me parece la variante más completa de todas las pastas dentales en la gama 1918, y mi favorita.
Kemphor Blanqueadora 1918
Esta es la versión blanqueante de la crema de dientes Kemphor. Recuerda que el blanqueado funciona, pero hasta el máximo de tu tono natural. No creas en efectos milagrosos de pastas más comerciales, porque sencillamente no son ciertos. Cuenta con la virtud de ser poco abrasiva, así que no desgastará excesivamente el esmalte dental, ni será dolorosa aún teniendo los dientes sensibles.
Su concentración de flúor, asciende a las 1.450 ppm, que es un valor medio para los dentífricos. Recomiendo su uso de forma complementaria, por ejemplo utilizándola una vez cada 10 cepillados. De éste modo podemos ir eliminando las manchas del esmalte dental, y no lo castigamos.
Es algo más cara que las otras, 3,25€ en tubo de 75ml su tienda online, pero sigue siendo razonable.
Elixir 1918
Es un colutorio bucal de uso diario, y que refuerza los efectos del cepillado, impidiendo la aparición de la placa bacteriana, pues es capaz de llegar a zonas de la boca, donde el cepillo no lo hace. Volvemos a tener un sabor suave y agradable a base de mirra y otras esencias.
La diferencia, es que el elixir es concentrado, y por tanto, debe diluirse previamente a su uso. Es decir, echamos 15 o 20 gotas del producto en medio vaso con agua, y entonces nos enjuagamos con la disolución. Para ello, el frasquito de plástico en el que viene, tiene un tapón de goteo, parecido al de algunos perfumes, lo que nos facilita su dosificación.
El concentrado permite que el envase sea más pequeño y fácil de transportar, porque cunde más. Los 100ml, dan para 50 enjuagues, o sea, 2ml por enjuague, cuando lo habitual son de 10 a 20ml. Nos da la oportunidad de regular la concentración del enjuague, si nos gusta más suave, o por el contrario más intenso. Pero para mi acaba siendo un engorro este proceso. No tengo costumbre de enjuagarme con vaso, y cuando uso un enjuague (1 vez al día), lo hago directamente de la botella, que me parece más práctico. Ni siquiera uso el tapón en forma de vasito que proporcionan algunas marcas. Lo que he hecho, es reutilizar una botella del Kemphor Total de 500ml, y mezclarle 150 gotas de elixir 1918. Cuando lo necesito, lo tengo ya preparado, me sirve para unos 15 enjuagues, y no desperdicio el producto. Siguiendo el procedimiento que recomiendan, de medio vaso de agua, al final, o me faltaba, o me sobraba líquido en solución.
Está disponible en un tamaño pequeño de 50ml, pero el normal, de 100ml, cuesta 3,90€ en la tienda online. Se convierte así en uno de los enjuagues más baratos del mercado, y si consideramos su duración, incluso más económico que las marcas blancas.
Cepillo dental de bambú
Estrictamente hablando, no es miembro de Esencia 1918, pero sí el complemento ideal. Un cepillo de dientes fabricado en madera natural de bambú, que va totalmente a la par con la filosofía de naturalidad del resto de la 1918. Las fibras del cabezal sí que son artificiales, y me habría gustado que también fueran naturales. Es muy cómodo, y evita el uso del plástico.
La madera de bambú, muy utilizada en oriente, se caracteriza por ser muy dura y resistente, más incluso que el roble, y además resiste muy bien la humedad, lo cual es fundamental en un cepillo dental. Podrían por supuesto haber decidido que la madera estuviera protegida con un barniz, pero entonces ya no sería natural, ¿no?
Conclusiones
Lo mejor de todo, es el precio. Si bien queda un poco por encima de las marcas generalistas como Colgate, Licor del Polo, Binaca o Signal, es más económica que sus competidores farmacéuticos Lacer, Oraldine, o Sensodyne. Obviamente, si lo que te motiva es el coste, entonces ves directamente a por la pasta Acción Total de Mercadona, aunque considerando que un tubo de dentífrico, te durará varias semanas, no creo que te arruines gastando un par de euros más.
En este sentido, me gusta mucho que los PVP, que son los que aparecen en su tienda online, estén ajustados, en vez de inflarlos artificialmente como hacen otras marcas. La prueba es que si los adquirimos en Amazon, el descuento no será superior al 15%, lo mismo que si decidiéramos comprar los blíster de 6 o 12 unidades. El inconveniente de la tienda online, son los gastos de envío, 5,90€ son una cifra un tanto elevada para el tipo de compras que realizará un cliente para su hogar.
Valoro los ingredientes naturales en estos productos, pero también la sinceridad de Verkos, que en ningún momento caen en la falacia del 100% naturales como hacían los del jabón Lida. Una pasta de dientes completamente natural, no podría tener flúor, así que no sería tan eficaz.
No me gusta la diferencia de precios en comparación con la gama normal. Mientras que la pasta Kemphor Original cuesta 1,85€, la equivalente en 1918, Kemphor Clásica 1918 sube casi un 50% (2,75€). En cambio, entre la Kemphor White de 2,40€, y la Kemphor 1918 Blanqueadora, es un mucho más razonable incremento del 35% (3,25€). No puedo evitar preguntarme cuanto se debe a estrategia de posicionamiento, cuanto al diseño externo, y cuanto corresponde efectivamente al producto en si mismo.
Me parece muy atractivo los productos diseñados para viajes y hoteles, que en formato más reducido, pueden permitir que los clientes prueben y conozcan los productos Kemphor. En lo que a mi respecta, crearía un lote de precio asequible con la presentación más pequeña de todos los productos. De esta forma, con un pequeño desembolso, podríamos probar no solamente toda la gama 1918, sino también las pastas (original, white, fresh, ortho, junior, sensitive), los geles (fresh, eucaliptus, white) y los colutorios (flúor, fresa, encías, CHX, total).
Echo de menos un tamaño más grande, 125ml para la pasta. En cuanto al colutorio, un envase de 500ml, ya diluido, como en la gama Kemphor normal, sería para mi perfecto. También sería interesante una seda dental en la gama esencia 1918, potenciando sus cualidades tradicionales, y los ingredientes naturales.
De momento, he decidido cambiar. Otra vez. He reemplazado mi actual Lácer Oros por Kemphor Esencia 1918 Cuidado de Envías. ¡Esperemos que sea la definitiva!
Llevo tiempo buscando una pasta dentífrica baja en flúor, y mira por dónde parece que Kemphor es de las pocas que tiene (lo normal viene a ser 1200 ppm, no? creo recordar, aunque las de niños tienen unas 400ppm).
Sobre el elixir, tiene un precio muy competitivo, pero por la composición creo que se queda corto respecto al de marcas rivales. Creo que si le hubieran añadido hexetidina o similar lo hubieran bordado.
El cepillo tiene una pinta estupenda.
Por lo que yo he visto, lo normal son unas 1500 ppm de flúor. En Cepillado de dientes clásico, repasaba algunas.
Parece ser que lo que ahora se considera ideal es más o menos esa cifra. Hay algunas pastaas dentífricas que llegan a las 2500 ppm, pero por lo que dicen las últimas investigaciones con riesgo de fluorosis. Por el contrario, una concentración baja, tampoco es demasiado útil para combatir la placa.
Según tengo entendido, la teoría del flúor es simplemente para reforzar el esmalte, no actúa sobre la placa. Y la mayoría de estudios no están muy avalados (se sustentan sobre estudios hechos a mediados del siglo XX que eran subvencionados por las compañías del aluminio). De hecho hace tiempo recuerdo una comparativa y el flúor debilitaba los dientes…, por eso algunas asociaciones intentan que las aguas de consumo no se fluorifiquen (ya sabes que le añaden flúor al agua del grifo).
Es que por esa regla de tres, y con el tiempo que llevamos usando flúor a mansalva, no debería haber problemas dentales, cuando la realidad es muy diferente. Yo tengo muchas dudas sobre este elemento, y a día de hoy me parece muy sospechoso que no puedas encontrar pasta dentífica sin flúor.
¡Qué interesante lo de los estudios!
En tiendas naturalistas, y en internet, si que he encontrado dentífricos sin fluor, pero personalmente soy excéptico. Si, ya se que hay las dos teorías. Otros dicen que un cepillo con agua, también es suficiente. No sé.
Espectacular entrada, Javier. Muchas gracias
Me alegra verte por aquí Sorderita.
Muchas gracias por tu comentario.
El elixir concentrado es mi preferido desde hace años. Me encanta, por su utilidad y por sus esencias, pero también porque es la mejor opción, de lejos, para viajar. Por su reducido tamaño, casi no ocupa espacio en el neceser (o en el propio estuche transparente de sus sets de dientes).
Por cierto. En cuanto a su uso. Yo lo veo más fácil de lo que describes. No me complico. No uso vaso ni nada :). Simplemente, cojo un poco de agua en la boca y echo el chorrito adecuado de elixir (lo tengo más que controlao).
No conocía la historia hasta ahora, pero, si además es una empresa española y con solera…, con más motivo, creo que seguiré fiel por mucho tiempo.
Pues tu sistema Álvaro nunca me lo había planteado, y como tu dices, una vez le pillas el truco tiene pinta de ser el más cómodo.
Gracias por tu testimonio.
Si un día tenéis algo de atasco en el wáter, absorbed el agua limpia con una fregona, echad medio bote de enjuague bucal Kemphor, y tirad un poco de la cisterna. Fijo que tiene que dejar el bajante como una patena.
Bromas aparte, yo creo que es quizás uno de los dos mejores enjuagues bucales serios (el otro Lacer). Pero eso, hay que tener en cuenta que es concentrado y hay que diluirlo en un poco de agua, no se precisa mucha cantidad, por lo que el bote cunde bastante. Y hasta diluyéndolo como la proporción de agua sea tirando a corta, también se notará fuerte.
Y su aroma y sabor es inconfundible. De toda la vida.
Lo que el Flöid es en loción y bálsamo tras afeitado, pues el Kemphor lo es en el enjuague bucal.
El Varon Dandy ya sería más como el Lacer, porque ya es más cantidad y algo más suave, por comparar. 🙂
Pues estoy de acuerdo, Alejandro. Lacer y Kemphor son los mejores que conozco, y Made in Spain además. Ahora me queda por probar Pierrot, que además tienen precios muy asequibles.