Los zapatos, estéticamente aportan una sensación totalmente diferente a las zapatillas deportivas. Incluso si los combinamos con un atuendo más informal como unos jeans y una camiseta.
Curiosamente, hay mucha oferta de calzado Made in Spain, y es fácil de encontrar. Tanto en tiendas físicas, como en internet. Los precios no son tan asequibles, pero en absoluto me parecen desorbitados. Me estoy refiriendo a fabricantes españoles como Agaré (Calzados Cioma), Baerchi, Fluchos o Pitillos (Grupo Pitillos).
Con el calzado clásico, tenemos una sensación totalmente distinta al caminar. Una suela que es más contundente y dura que en unas deportivas, un peso ligeramente mayor, y además, una discreción y facilidad de combinación muy superior.
Estilo y estética a parte, la zapaterías más tradicional, se asemeja un poco a otras disciplinas clásicas como la relojería mecánica, las plumas estilográficas o el afeitado con maquinilla de seguridad. El motivo, es que estas disciplinas, nos implican ciertas concesiones, y cierta implicación por nuestra parte para darles un adecuado mantenimiento.
Una estilográfica, requiere ser limpiada a conciencia con cierta periodicidad, cargarla de tinta. El afeitado clásico, nos obligará a cierta práctica y autocontrol, a tomárnoslo con más calma, pero además nos instará a buscar los productos que mejor se adapten a nuestros gustos. Los relojes mecánicos, nos necesitarán para que les demos cuerda, o los llevemos puesto si son automáticos, requerirán que reduzcamos nuestras exigencias en cuanto a precisión, y que los pongamos en marcha al menos cada un par de meses para evitar que los aceites se sequen.
Con los zapatos, ocurre otro tanto parecido. Tal vez los primeros días debamos calzárnoslos de manera controlada, para que la piel se adapte a nuestros pies y forma de pisar, generándonos incluso leves molestias en esos estadios iniciales.
Nos van a pedir que les demos algo de mantenimiento para mantenerlos en perfectas condiciones. Desde guardarlos en sus cajas, con bolas de papel en el interior para que mantengan su forma original, hasta un concienzudo proceso de limpieza. A decir verdad, limpiar un zapato de vestir, no es muy diferente a lo que hacemos con otro tipo de calzado de piel, como unas J’hayber New Olimpo o unas Paredes Safety Classic.
Unas tareas, que quizás te parezcan una obligación, pero que puedes organizarte con antelación con el fin de llevarlas a cabo en un momento tranquilo del fin de semana, y que no te van a llevar más de 15 minutos cada dos semanas. En seguida te darás cuenta, que es un momento más para ti, para relajarte con algo que te gusta, y con un producto que te satisface tener en las mejores condiciones de uso posibles.
Cuidarlos, es sencillo, y no es nada caro. La mayoría de los productos que utilizo son de Mercadona, que ofrecen una buena calidad, a precios bajos, y que duran muchísimo.
Lo primero, es utilizando un trapo levemente humedecido en agua, eliminar con suavidad todo el polvo de todas las partes del zapato. Después, utilizo un cepillo para calzado Bosque Verde (2,20€), y le aplico un poco de grasa de caballo Búfalo (2,25€). Procedo a cepillar todas las partes de piel, poniendo especial atención a costuras, juntas, y dobleces, que es donde más fatiga se va a acumular. Si está muy castigada, puedes dejarlo actuar durante toda la noche, pero lo normal es que tras unos minutos, puedas continuar.
Es conveniente efectuar estos pasos con todos los zapatos que tengas, y así dar tiempo a la grasa a penetrar. Entonces, retomas el proceso, que consiste solamente en utilizar la maravillosa esponja abrillantadora Yak (1,50€), o Bosque Verde (0,80€), para dar un acabado brillante al exterior del zapato.
Con esto ya hemos terminado, y si no frecuentas los suelos con tierra, no tendrás que volverlo a repetir hasta al cabo de 2 semanas o un mes, incluso aunque los utilices a diario.
Gracias a todo ello, los podremos ir observando y supervisando. Comprobaremos su estado general, y nos iremos dando cuenta de aspectos, que de otro modo, pasarían totalmente desapercibidos en nuestros piés. Sentiremos que esos zapatos, se integran de una manera más profunda en nuestra vida, y que en cierta forma, conocerlos mejor, nos llevará a conocernos mejor. Un proceso de autoconocimiento y disfrute, que para mi, tiene mucho que ver con el placer de escribir o el placer de un reloj.
Como suele ser habitual, te recomiendo a que lo pruebes, porque tal vez te acabe gustando. Si los zapatos elegantes, no te gustan, tienes puntos intermedios como los Paredes Iowa, ya ves, que el desembolso económico no es grande.
No suelo usar zapatos y leyéndote, más aún se me quitan las ganas de usarlos 😀 Como los relojes, prefiero digitales, el afeitado a maquinilla, la escritura a bolígrafo y de calzado zapatillas. No estoy por la labor de cuidar un zapato, prefiero entretenerme tirando piedras a un río, aunque entiendo perfectamente que haya gente que le preste atención a esas cosas, como quien se pasa el fin de semana enjabonando su coche, por ejemplo.
Me gusta tu caja de los trastos de zapatería, tiene un estilo muy retro acorde con su función 🙂
Algunas mentes son más prácticas en algunas cosas, y otras más románticas, o como queramos decirlo BiaNamaran. Tiene que haber gustos y necesidades para todos.
nunca vi la «esponja abrillantadora» como una parte del cuidado del zapato, sino como un sustituto de emergencia, rápido
Tienes razón Kabe, lo suyo es el betún, el cepillo, y la grasa de caballo, lo que ocurre es que el betún, requiere bastante práctica al aplicarlo, y sólo sirve para calzado negro, así que aunque lo uso de tanto en tanto, lo normal es que salga del paso con la esponja abrillantadora.
ah, ok, pensaba que era otro tipo de esponja abrillantadora. En lo personal, uso botas (de vestir, no vaqueras) tanto como zapato formal. Es aceptado aqui en mi tierra, donde no usamos trajes mas que para las bodas. Peroal lustrarlas, o a los zapatos, la secuencia es: cepillo seco para desempolvar o lavado con jabón de calabaza, secado, betún, cepillo «húmedo» para esparcir el betún, «trapazo», cera protectora, cepillo seco. Aunque, la mera verdad es que hace años que prefiero pagar que hacerlo yo mismo. El equivalente a un dolar y medio por par, y mientras lees o platicas con el bolero. Junto con la peluquería, es de los pocos rituales eminentemente masculinos que nos quedan.
El asunto de las ceras Kabe, es algo en lo que tengo que profundizar. De momento no las he usado, pero me gustaría ir conociendo más sobre el tema. Gracias por compartir el procedimiento de limpieza y cuidado que seguís. Es muy completo.