Recientemente publicaba El daño de las notas de prensa en donde veíamos como las notas de prensa acababan teniendo un efecto viral del que nadie se hacía responsable.
Exactamente lo mismo que ocurre con los bulos en Facebook. Información que va transmitiéndose y que al final todos dan por cierta, pero que desgraciadamente muchas veces no lo es, porque el autor de la información no se ha molestado en constatarla. Ahí tuvimos a Grupo Ayserco y sus grandilocuencias falsas.
Personalmente pienso que ese tipo de comunicados, no aportan ningún valor, su contenido es un más de lo mismo causado por empleados que saben escribir muy bien, pero que desconocen muchos de los detalles de los que hablan. No es culpa de ellos, sería ideal que alguien que escribe sobre coches, además de periodista fuera un experto en coches. Desgraciadamente no es así como funcionan las agencias de prensa, cada uno escribe de lo que le toca, hoy es de cocina, y mañana es de tecnología dependiendo de las necesidades.
Lo que me sorprende es cuando los que escriben no pueden ser llamados ni siquiera periodistas. Hemos visto en varias ocasiones que todos comenten faltas de ortografía, hasta los programadores.
Claro que cuando esa falta aparece en el titular de una noticia que proviene de una agencia tan importante como Euronews, y esa misma falta se repite en el encabezado del artículo, la cosa va a mayores. Pero todo puede empeorar como decía Murphy, porque lamentablemente para ellos es una falta de ortografía que impacta directamente en la noticia, porque si hablamos del SIHH (Salon International de la Haute Horlogerie) en ese punto la Relojería es lo principal.
Si su autor ha decidido escribir, en dos ocasiones no lo olvidemos Relogería, no es solamente que pase de utilizar un corrector ortográfico en su ordenador, sino que el tema se lo trae al pairo.
Ya puestos a ignorar todo, era normal que tampoco hiciera caso a esa misma crítica en Twitter como hicieron.
Por eso es fundamental alguien que escriba bien, pero sobre todo que conozca y ame el producto.
Si tenéis curiosidad, a fecha de hoy, es decir tres meses después de su publicación, todo sigue igual. Nadie se ha sentido lo suficientemente herido en su orgullo como para corregirlo.
Yo no lo veo tan grave, puede pasar. Lo que sí me parece grave es que alguien se lo notifique en Twitter, tenga la molestia de comunicárselo a la agencia, y éstos pasen olímpicamente, eso sí me parece una desidia mucho mayor y una muestra de desfachatez tremenda.
Los redactores, como bien dices, hacen lo que pueden, y a veces -o en muchas ocasiones- tienen que escribir notas de prensa o comunicados a mansalva. Digo yo que tal como están las cosas es un milagro que no lo hagan mucho peor. El mundo periodístico por desgracia está totalmente desprestigiado y por los suelos, recuerdo cuando en mis tiempos ser periodista molaba… Ahora es venderte, o no comes, así de claro.
Respecto a tener periodistas especializados, sea en el mundo del motor -ya que pones ese ejemplo- o de cualquier otra temática, eso ahora es casi imposible. Ahora tiran por autónomos, o sea: yo necesito x periodistas para cubrir determinados eventos o hacerme un reportaje a la semana (al mes, al día…). El autónomo que más barato me salga, lo contrato, si sabe de motor o de lo que va a escribir me importa un pito. Luego claro, hay otros medios que exigen algo más, y que te dicen claramente que si no sabes del asunto, por lo menos que no se te note demasiado.
Yo lo veo de otra manera, sin que ello quite que el periodismo sea una sombra de lo que era hace unas décadas.
En España la educación no importa salvo, quizás, a una parte de la menguante clase media, que ve en ésta una herramienta necesaria para conservar el status socio-económico de su prole.
A muchos profesores les importa una higa que sus alumnos aprendan; como me dijo uno de ellos sin ninguna vergüenza: «Yo estoy por la plaza fija, el sueldazo y las vacaciones». Creánme, conozco algo el percal: en mi familia hay profesores que en su día aprobaron su oposición por libre.
Tampoco importa la educación a los políticos – todos -, que quieren una población con la instrucción justa para desempeñar trabajos de valor añadido medio-bajo – lo exige nuestra economía – y, sobre todo, inculta y, por ende, fácilmente pastoreable.
Entre todos la mataron, y ella solita se murió.
Grave es bianamaran. Que un medio público cometa estos errores, más aún siendo digital que todo puede corregirse en un momento, es algo serio. Otra cosa es que estemos ya acostumbrados a estas cosas, y en tu caso, que conoces bastante bien desde dentro el sector comprendas que puedan ocurrir estos problemas. Muchas horas, bajos sueldos, becarios, desmotivación, …
En lo que si coincido es en lo indicativo que es que ni mencionándolo en Twitter le hayan dado importancia.
En su día me daba apuro, pero si tras casi 5 meses a ellos no les importa, a mi menos. Aquí tenéis el original:
El salón internacional de la alta relogería de Ginebra apuesta por la recuperación del sector.
Efectivamente unrelojista. Siempre se ha dicho que lo que conviene al establishment es pan y circo para el pueblo. Que pensemos y tengamos la menor cultura indispensable para nuestras tareas. Desgraciadamente los efectos son en cadena, si un estudiante lee el titular de «El salón internacional de la alta relogería de Ginebra apuesta por la recuperación del sector», y se percata que pese a la falta de ortografía no pasa nada, su decisión será quitarle importancia al asunto. La ortografía no es importante.
Cuando ese estudiante crezca, si llega a ser profesor como comentas, enseñará lo que él aprendió, que es algo poco importante. La percepción de sus alumnos será aún de menor importancia que la de su profesor, y así sucesivamente.
Por eso es nuestro deber no tolerar esos errores, darlos a conocer, y si los autores no quieren hacerse responsables, dejarlos constar, que es lo único que podemos hacer.
Siendo sinceros, que una persona llegada a la edad adulta, y que se describe como aficionado a los relojes escriba «relogeria» implica una ignorancia consciente, orgullosa, grosera y auto-perpetuada allende cualquier falla del «sistema» o del gobierno. Y eso te lo dice un mexicano, donde la frase del maestro graduado de escuela normal es «ya, a esperar mis 30 años».
Es que esa actitud, lamentablemente, la empiezo a ver en mi país, España.
Cuando era niño, las faltas de ortografía eran motivo de vergüenza y, así, se corregían las que se encontraban en carteles.
Ahora es bien distinto: si señalas – aunque sea con diplomacia – faltas de ortografía o desaliños gramaticales, pasas a ser el típico amargado que no tiene nada mejor que hacer que molestar a los demás por cosas sin importancia.
Y es justo al revés, tu lengua materna – sea la que sea -, estructura tu pensamiento. Si no dominas algo tan importante, malo; malo para ti en primer lugar.
Y no sólo que sea aficionada a los relojes Kabe, alguien que escribe en un medio público, y al menos en parte es su profesión, no puede permitirse escribir «relogería», y mucho menos en un titular.
Creo que unrelojista da en el clavo. Parece que ahora los que ponemos de manifiesto esto errores ortográficos seamos unos amargados, cuando en realidad simplemente defendemos la corrección.