Como la nueva serie de televisión del detective privado Thomas Magnum no es demasiado buena, he recurrido a volver a visionar la serie de televisión original de los años 80: Magnum P.I..
Al igual que hice en ¿Cuanto cuesta una vida tipo Miami Vice? empecé a indagar en algunos detalles de la indumentaria que vestía el protagonista interpretado por Tom Selleck: La camisa hawaiana de manga corta, la gorra de los Detroit Tigers, las gafas de sol Vuarnet Skilynx Aciers, el Ferrari 308 GTS, y por supuesto sus relojes, primero un Chronosport Sea Quartz 30 y después un Rolex GMT Master.
De las primeras cosas que descubrí fueron su calzado, unos náuticos en algunos capítulos, y en la mayoría, unas zapatillas de Puma. De entre las marcas de calzado multinacionales, el antiguo tándem Adidas–Puma es mi favorito. Claro que hace décadas que ya no son Made in Germany y que no tienen nada que ver. Prefiero mil veces el calzado Made in Spain como las J’hayber, pero en este caso, no pude resistirme.
Magnum calzaba unas Puma Easy Rider, el modelo lanzado al mercado en algún momento de la década de los 70 por mucho que en Puma quieran hacernos cree que fue en 1969 coincidiendo con la película Easy Rider y de ahí el nombre del modelo. Según otros, se lanzaron en 1982, algo imposible puesto que Magnum P.I. la llevaba ya en 1980. Sea como fuere, las Puma Easy Rider son un estéticamente muy parecidas a las Yumas New Galaxia, y del que Puma ha intentado mantener lo más fiel posible al original, pese a que no es igual ni de lejos. Lo bueno, que se puede comprar a muy buen precio, tanto como 35€ en Amazon. La explicación es que son un modelo descatalogado, costaban 85€ cuando salieron, aunque llegaron a liquidarlas en la tienda web oficial a 42€.
Aunque mis primeras zapatillas «de marca» fueron unas Puma, eso fue en la época del incidente Dassler Puma en España, así que desconozco como es el packaging actual de la marca, o si éste que presento es genérico a todas las zapatillas o no. La historia fue la siguiente, en la década de los 1950, una sociedad española propiedad de los hermanos Vicente y Fermín Bernard Vicó registró la marca Puma. Aquella Puma española fabricaba zapatillas, que nada tenían que ver con las de la multinacional alemana (Puma SE), pero que compartían marca. Para hacerlo aún más difícil, en 1990, esta misma sociedad (Estudio 2000), acordó distribuir en exclusiva los productos de Puma en nuestro país, que para diferenciarlos se llamaron Dassler Puma, pese a que en el resto del mundo eran simplemente Puma. A partir de 2010 la situación se resolvió en los tribunales y Puma SE volvió a recuperar la marca Puma en nuestro país. Estudio 2000, que llegó a denominarse comercialmente como Puma Esp, distribuyó también la marca Mi Pequeño Pony (My Little Pony). En la actualizad, el mercado español se controla gracias a la sociedad subsidiaria Puma Iberia.
La caja en cuestión es la habitual caja zapatera de cartón, tampoco es de las de mejor calidad que he visto, pero su fondo verde con letras blancas le da un aire retro que encaja perfectamente con estas Easy Rider. Al verla no pude evitar identificarla como su rival y archienemiga, Adidas, porque usa los colores del las Stan Smith más típicas.
Una etiqueta roja de advertencia nos indica que estas deportivas están construidas con piel de anilina natural. Lo que significa que no llevan ninguna cobertura ni tratamiento protector. Advierten que los colores pueden mezclarse, espero que no sea una insinuación a que además la piel sea de mala calidad o dure poco.
Algo que me ha gustado, y que recuerdo haber visto en alguna otra marca multinacional deportiva es que en las cajas de calzado especifican las tallas en diferentes países, algo bastante habitual. En Puma además agregan la longitud de la horma en centímetros, como veis, mi número 44 son 28,5cm. Es algo muy útil porque es bien sabido que especialmente en este tipo de marcas, cada una usa sus propias tallas. De hecho suelo calzar un 42 en zapatos y un 43 en deportivas, pero opté por un 44 que sabía que me encajaría mejor. La talla 44 de Puma tiene un tamaño de horma que equivale aproximadamente a un 42 de Calzados Losal. Tampoco podéis fiaros de las opiniones de Amazon, donde la mayoría decían que el tallaje era correcto. Sencillamente no lo es.
Describen a estas Easy Rider azules como color Lapis Blue-Whisp White-Gold, es decir, exterior azul claro con detalles en blanco y en dorado. Precisamente el dorado que se usa en la serigrafía lateral de Puma Easy Rider, le da un aire muy vintage y fiel al original.
El corte exterior, construido con material textil sintético y refuerzos en ante sigue las lineas setenteras tan reconocibles. El perímetro está recorrido por goma en color blanco y que actúa a modo de protectores contra los golpes. Muy alemanamente en Puma lo denominan «Federbein strut». En todo caso, están fabricadas con el mismo material de la suela, esto es, etilvinilacetato (EVA o foam) que es probablemente lo peor de esta zapatilla, y lo que más desentona comparado con los cánones a los que rinde homenaje.
El interior está bien acabado, pero es bastante sencillo y la plantilla es fija. Comparable a las Kelme Yosemitsu de menos de 17€. Donde si destaca es en la marca, los laterales con la linea del logotipo de Puma, en la lengüeta, y en las mencionadas letras doradas. Supongo que gran parte de su atractivo se debe precisamente a eso, a lucir la marca y que se vea.
La suela ofrece mucho agarre, la amortiguación no es excepcional, pero cumple su cometido. Los tacos vuelven a seguir la linea de la época, otra vez, recordándome mucho a las Yumas Galaxia. De nuevo las suspicacias vienen por el lado de la EVA, que suele ser poco resistente y desgastarse con mucha rapidez. Al menos si no es de calidad.
Están fabricadas en Camboya, una prueba más que demuestra que la mayor parte de lo que pagamos no va al productor, sino que se queda en generosos márgenes para la compañía.
Un buen calzado, que sin ser caro, tampoco vale lo que cuesta, aprovecha la tendencia de lo vintage y la reputación de la marca.
Lo de incluir la talla en centímetros, se debe quizá a que en México, y de seguro en otros lados, usamos eso como talla. 28.5 se abrevia a «calzar del 8.5». Yo calzo del 30, o sea, 10; o 12 «americano»
Gracias por la aclaración Kabe, no tenía ni idea. Y la verdad que no entiendo como el resto de países no adoptamos esa talla métrica, que en vez de ser más o menos arbitraria como la europea o la estadounidense, es objetiva e invariable entre diferentes marcas, modelos y diseños.