Una definición de calidad

Leía un artículo en Duraderos.com, que me incitó a pensar e investigar. Se trata de los denominados productos prime, es decir, aquellos que tienen una buena calidad, y un precio razonable. Unos bienes, que hasta hace no demasiado años, quizás hasta finales de la década de 1980, al menos en nuestro país eran lo habitual.

Os lo explicaba con las Yumas Maverick, en aquella época, el segmento medio, es decir, lo común y corriente, eran las marcas nacionales, y que eran las que la mayoría adquirían. Buena calidad, a precios razonables. Por encima, se situaban amenazadoras las multinacionales, con sus productos de calidad similar, pero un poderoso mazo mercadotécnico por detrás, para permitirles cobrar precio mucho más caros. Los menos pudientes, iban a la zona baja, con artículos de mercadillo. Si bien es cierto que fabricados generalmente aquí, el nivel de calidad no era el mismo.

Así avanzamos rápidamente hasta 2016, donde lo que tenemos son una mayoría de productos baratos y de poca calidad (low-cost), una gama premium de productos caros y de buena calidad, y una casi inexistente gama media. Comentándolo incluso con Bianamaran, continué indagando al respecto de estos productos intermedios, casi inexistentes actualmente. Como veíamos, lo importante era la combinación de calidad y precio.

Veamos primero que se entiende por calidad:
Phil Crosby (1979): Ajustarse a las especificaciones o conformidad de unos requisitos.
W. E. Deming (1982): El grado perceptible de uniformidad y fiabilidad a bajo costo y adecuado a las necesidades del cliente.
Joseph Jurán (1993): Adecuado para el uso, satisfaciendo las necesidades del cliente.

Por tanto según esos términos, diríamos que calidad, son los atributos de un objeto, que lo hacen satisfactorio para su uso y acorde a las especificaciones. Es decir, una camiseta que se destiñe al segundo lavado, diríamos que no es de calidad, y en ese mismo saco podríamos englobar los productos inusables de tiendas multiprecio.

Por otra parte un reloj Casio F-91W, sí sería un producto de calidad. Entre sus especificaciones indican que tendrás que cambiar la pila a los 7 años de uso nominal, que el cristal es de resina, y las correas del mismo material. La marca indica que estas correas deben ser reemplazadas cada 2 años, así que es algo que en cierta forma, es parte intrínseca del producto, y que no se oculta al consumidor. Éste a su vez, sabrá que deberá cambiarlas. Lo que es incoherente, es que en un reloj que se vende a unos 10€, las correas oficiales cuesten 5€ o 6€. Ahora vamos viendo que eso ya no es calidad, porque si en 4 años, tengo que poner 2 correas, que me cuestan 12€, ello quiere decir, que en 4 años, me puedo comprar un reloj nuevo, así que no me sirve de nada que la pila dure 7 años.

Naturalmente, un Porsche 911 Turbo, es un producto de calidad, indiscutiblemente.


Una definición de calidad

Ahora introducimos la variable precio. Acordaros que decíamos buena calidad, a precio razonable. Y obviamente, lo que es una calidad buena, y un precio razonable, son discutibles. A algunos, el 911, les parecerá que tiene un precio razonable. En efecto es así, porque hay coches mucho más caros, pero por otro lado, también los hay mucho más baratos. Así que ciñámonos al punto medio, lo que Aristóteles llamaba la virtud.

En el ejemplo inicial con las zapatillas, la cosa está clara:
– Bajo coste: Eifa (12€).
– Premium: Nike (90€).
– Medio: J’hayber (50€).

Con tendencias en aumento como el consumerismo, y el consumo responsable, de manera implícita entendemos que entre las especificaciones y los requisitos del producto (su calidad), están la durabilidad, la sostenibilidad, y el trabajo digno. Por tanto, perseguimos bienes robustos, y huimos del usar y tirar.

Haciendo el ejercicio, vemos que el precio es fácil para posicionar un producto. Pero en ¿cuánto a calidad? Como saber si unas J’hayber son de igual o mejor calidad que unas Nike? Pues la respuesta es harto complicada, Nike invertirá mucho más en publicidad que J’hayber; socialmente se considerará Porsche como mejor que Seat; y muchos preferirán un reloj Diesel a un Orient. La verdad es que somos muy influenciables, y nos equivocamos a menudo. Para ello, necesitamos el boca-oreja, o derivados de ello en el entorno digital. Si leemos una nota de prensa de Casio, nos dirán que sus relojes son premium, y los mejores. Si escuchamos a otros, probablemente veamos que no lo son tanto.


Una definición de calidad

Se trata de formarnos nuestra opinión, en base a nuestras experiencias, y compartirlas con los demás. También vale la pena observar a aquellos que usan ese bien como herramienta de trabajo. ¿Llevan los taxistas un Porsche 911? ¿Los enfermeros unas Nike? Sabemos que no, que llevan Toyota Prius y Seat Toledo; J’hayber y Paredes. E incluso muchos de ellos, llevan un F-91W. Cuando les preguntas porqué, te dirán que compran en el moro correas de 1€ cuando se les rompen, y a tirar hasta que necesiten otra.

Cuando hablaba de mi estilo, os daba algunas ideas, aún quedan marcas que hacen buenos productos sin pretender cobrar fortunas: IXC, Faber-Castell, Ferry’s, Valento, Alfor, Mercajeans, Natural Vermont, Set, American Optical, Randolf Engineering, Zippo, Ronson, Clipper, Orient, Citizen, Mühle, Ikon, Feather, Floïd, Varón Dandy, … Investigad, escuchad, y decidid por vosotros mismos. Tal vez descubráis un nuevo mundo, tapado por el velo publicitario, y desveléis el porqué nadie conoce el afeitado clasico u otros misterios.

9 comentarios en “Una definición de calidad”

  1. Hola. Como siempre te felicito por tu análisis.

    Nunca he sido de «marcas», pero me gustan los productos duraderos, sean del tipo que sean aunque, hay que reconocerlo, una gran mayoría de ellos son de marcas contrastadas. Y los cuido muchísimo, para que me duren aun mas. Hablo de relojes, coches, vinilos, etc… En fin, todo lo que tengo en mi casa.

    Has hablado de Porsche (una de mis pasiones), todo un ejemplo en el mundo del automóvil, por fiabilidad, robustez, durabilidad, etc.

    En 1.986 me compré un 928 (de segunda mano). Era y seguiría siéndolo en la actualidad, solo por diseño, no por tecnología evidentemente, un coche espectacular. En mi opinión el mas bonito de la marca.

    Poco después lo cambié por un un 911 carrera 4, pero tuve mi primer nano y ya no venía a cuento tener un coche de esas características. Lo disfruté menos de 2 años y lo cambié por uno de otra marca, de 4 puertas y maletero grande (no simbólico como el del 911).

    En fin, tiempos pasados que nunca volverán, desgraciadamente.

    Un saludo.

  2. Javier Gutiérrez Chamorro (Guti)

    Aportas un detalle muy interesante Aqualung, que es el hecho de que los artículos duraderos, además deber cuidarse bien, y hacerles su correspondiente mantenimiento. No hablamos de no usarlos para lo que están diseñados, pero si hacerlo con cariño. Por desgracia esto es algo, que veo cada vez con menos frecuencia. En la calle ves cada día móviles que se caen al suelo por un descuido, gafas metidas en el bolso con las llaves, …

    Está claro que el producto debe ser duradero, pero nuestra mentalidad también debe serlo. Quizás por eso, lo de tu Porsche 928, una leyenda de los 80 (y algo menos en los 90), con sus faros escamoteables, y el más caro de la gama. Eso implicaba que sus propietarios, entusiastas de los GT de lujo, y que habían hecho un gran desembolso, los cuidaran, para que pudieran llegar a tus manos, y seguir disfrutándolos.

    En cambio, no hay más que ver como están las furgonetas blancas de alquiler que usan muchos repartidores, en 6 meses yendo siempre a tope…

  3. Creo que te equivocas Guti. No recuerdo ningún 928 con faros escamoteables. ¿No te confundirás con los 924 (que fueron un sacrilegio para los fans de Porsche, porque llevaban motor Audi), o con los 944?. No recuerdo ningún 928 con dichos faros.

  4. Javier Gutiérrez Chamorro (Guti)

    Igual me equivoqué de palabra. En los 928 los faros iban como plegados y al encenderlos se levantaban

    ¿Cómo se les llama?

  5. Que recuerdos al ver las fotos!!. El mio era verde oscuro (parecido al llamado «verde inglés»). Me gusta mucho mas el negro de la foto, pero como lo compré usado, no tenía mucho donde elegir.

    Volviendo al tema de los faros. Esta mañana he estado intentando recordar el tema de las denominaciones o definiciones de los mismos.

    Me explico de memoria: Recuerdo que en aquella época, los faros que tenían algunos coches como los Ferrari 308, 328, Testarosa, etc. Lamborghini y, si mal no recuerdo, también algún modelo de Mazda, Volvo, algún deportivo americano y por supuesto los Porsche 924/944, se llamaban faros «Escamoteables», como comentaste anteriormente, es decir que al estar apagados se ocultaban al ras de la carrocería y con el mismo color de la misma. Además, se abrían desde delante hacia atrás.

    En el caso que nos ocupa, el del 928, eran totalmente distintos, se abrían a la inversa y estaban a la vista cuando estaban apagados, tal y como aparecen en las fotos que has publicado.

    Dichos faros se denominaban «Retráctiles». Es decir que no se escondían y desaparecían, como los llamados «escamoteables», que he comentado anteriormente.

    Es lo que recuerdo de aquellos tiempos.

    Un saludo.

  6. Javier Gutiérrez Chamorro (Guti)

    bianamaran, es verdad el apego que le cogemos a muchas cosas que han compartido tiempo con nosotros. Aunque sean cutres y estén viejas, eso nos da más satisfacción que una nueva.

    Exacto Aqualung. Retráctil era el término. Recuerdo de aquella época de faros escamoteables, incluso en coches más o menos normales como los Mazda 313F, el Volvo Turbo, … Algo que molaba mucho y quedaba muy futurista. Al menos en aquellos días que no era obligatorio llevar las luces encendidas de día.

Deja un comentario