MAYO

16 de mayo

SAN SIMÓN STOCK, PRESBÍTERO

OCarm y OCD: Memoria libre

 

Recordamos hoy al santo carmelita Simón Stock. Es el santo a quien se dice que la Virgen entregó el Escapulario del Carmelo. Sin embargo, son muy pocas las noticias ciertas acerca de su vida. Las más antiguas dicen que era de nacionalidad inglesa, que fue general de la Orden a mediados del siglo XIII, que acudió a la Virgen pidiendo que favoreciese a la Orden y que ella le entregó entonces el santo Escapulario; y que murió en Burdeos, donde hoy se muestra su sepulcro en la iglesia catedral. Aquí comenzó su culto, que después se extendió a toda la Orden del Carmelo.

Del Común de santos: para los religiosos.

Oficio de lectura

Segunda lectura

De la Ignea Sagitta del prior general Nicolás Gálico
(Cap. VI; ed. Carmelus IX, 1962, pp. 285-287)

Me la llevaré a la soledad y le hablaré al corazón

 ¿No nos ha llamado nuestro Señor y Salvador a la soledad por pura gracia, para hablarnos allí al corazón en un clima de intimidad personal? Él se comunica a sus amigos con el don de su consuelo y les revela sus más recónditos secretos en el retiro del aposento, y no en público, ni en la plaza, ni en medio de la barahúnda.

Abrahán, por mandato del Señor, subió a la soledad del monte, donde se dispuso a sacrificar a su hijo Isaac, movido por el galardón de la obediencia, sin vacilar en la fe, antes al contrario, columbrando en la lejanía el fruto de su heroísmo con los ojos de la esperanza: hecho prefigurativo de la pasión de Cristo, que fue el verdadero Isaac. Se ordenó también al sobrino de Abrahán, llamado Lot, que, saliendo de Sodoma, salvara su vida en la soledad del monte sin pérdida de tiempo.

En la soledad del monte Sinaí se entregó la ley a Moisés, el cual se vio allí envuelto de tan vivo resplandor que, a su bajada, los israelitas no podían mirarle al rostro de puro radiante.

La Palabra del Padre todopoderoso se encarnó real y verdaderamente, mientras María y Gabriel tejían su diálogo en la soledad de una estancia. El Dios hecho hombre, cuando se dignó transfigurarse, mostró palpablemente su gloria a sus confidentes de uno y otro Testamento en la soledad del Tabor. Nuestro Salvador subió solo a la soledad del monte para entregarse a la oración. Y ayunó cuarenta días con sus cuarenta noches ininterrumpidamente en la soledad del desierto, donde permitió que el diablo lo tentase, a fin de enseñarnos a nosotros cuál es el lugar más propicio para la oración, la penitencia y la victoria sobre las tentaciones. Jesús –repito– subió a la soledad del monte o del desierto para orar; sin embargo, bajaba del monte, como leemos en el Evangelio, cuando tenía a bien predicar al pueblo o manifestar sus obras.

El mismo Cristo, que estableció a nuestros Padres en la  soledad del monte, se ofreció a ellos y a sus sucesores como modelo, queriendo que su proceder, siempre tan misterioso, sirviera de ejemplo.

Algunos de nuestros antepasados abrazaron en otro tiempo esa venerable norma de conducta de nuestro Salvador, y así, conscientes de su imperfección, pasaban la mayor parte de la vida en el yermo, pero, deseosos de hacer el bien a sus hermanos, sin por ello descuidar el suyo propio, bajaban de allí, aunque solo en contadas ocasiones, para sembrar a manos llenas lo que antes habían segado sosegadamente con la hoz de la contemplación, desprendiendo los granos de las espigas en la trilla de la predicación de la Palabra.
 

Responsorio (Sal 54, 7-8; 1Jn 2, 17)

R/. ¡Quién me diera alas de paloma para volar y posarme! * Emigraría lejos, habitaría en el desierto. Aleluya.
V/. El mundo pasa, y su concupiscencia. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. * Emigraría lejos.
 

Laudes

Benedictus, ant. Mi porción es el Señor; bueno es el Señor para el alma que lo busca. Aleluya.

 
Oración

Señor Dios nuestro, que llamaste a san Simón Stock a servirte en la familia de los hermanos de Santa María del Monte Carmelo; concédenos, por su intercesión, vivir como él entregados siempre a tu servicio y cooperar a la salvación de los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo.
 

Vísperas

Magníficat, ant. En donde se reúnen los hermanos para glorificar a Dios, allí el Señor bendecirá a su pueblo. Aleluya.
 
 


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